"Bienvenido a Japón", le dijo en español el emperador Naruhito al papa Francisco, al recibirlo este lunes en la entrada del Palacio Imperial de Tokio.
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Ambos líderes se reunieron allí durante media hora, para un encuentro en el que se recordó a las víctimas de las catástrofes que han sacudido a Japón en el último siglo.
Durante la reunión, Francisco le contó a Naruhito una anécdota de cuando tenía nueve años, señalando que todavía recordaba las lágrimas de sus padres al oír hablar de las bombas atómicas en Hiroshima y Nagasaki.
En el tercer día de su visita al país nipón, el pontífice escuchó testimonios de las víctimas del terremoto y el posterior tsunami que devastaron el noreste de Japón en 2011, cobrando la vida de miles de personas.
La ola llegó a la central nuclear de Fukushima, causando además el peor accidente nuclear desde el ocurrido en Chernóbil, en 1986.
El emperador y el primer ministro japonés, Shinzo Abe, le agradecieron a Francisco haberse encontrado con las víctimas de estos desastres.
*Video de AFP
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Preocupación por la energía nuclear
El Papa dio las gracias a todas aquellas personas que "se movilizaron inmediatamente después de los desastres para apoyar a las víctimas".
"Una acción que no puede perderse en el tiempo y desaparecer después del shock inicial, sino que debemos perpetuar y sostener".
Unos 470 mil habitantes tuvieron que abandonar sus hogares en los primeros días de la catástrofe, incluidos unos 160 mil en la zona del complejo nuclear de Fukushima.
A las víctimas del tsunami hay que añadir más de 3 mil 700 muertes reconocidas por las autoridades por el deterioro de las condiciones de vida de los evacuados.
"Esto implica, a su vez, como bien lo señalaron mis hermanos obispos en Japón, la preocupación por el uso continuo de la energía nuclear", añadió Francisco.
Gran recibimiento
Ante las autoridades políticas y civiles del Japón, Francisco insistió el lunes en que la cuestión de las armas atómicas debía abordarse "en el plano multilateral".
En la víspera de su partida del país, el Papa también conversó con los jóvenes en la Catedral de Santa María de Tokio, en un ambiente distendido, entre risas y aplausos.
Sin embargo, se refirió a temas como el acoso escolar, muy extendido en Japón, después de escuchar el testimonio de un filipino que pensó en suicidarse.
En el estadio de béisbol Tokyo Dome, el Papa fue recibido con gritos de alegría por más de 50 mil fieles.
Su homilía fue traducida al japonés en pantallas gigantes.
*Con información de AFP
