En los expedientes del Ministerio Público (MP), de la Policía Nacional Civil (PNC) y del Hospital Nacional de Amatitlán consta la historia de de una mujer que quiso tomar venganza de su esposo, de quien lleva separada varios meses.
Los datos se encuentran en reserva porque se trata de un conflicto familiar y que incluye a una niña de tres años que podría resultar afectada. Parte de esa historia también se encuentra en el Juzgado de Familia de esa localidad y en uno del mismo ramo de la capital.
En esa ocasión la niña fue llevada al centro asistencial por una posible violación sexual y se señalaba al papá como responsable. Después de los análisis correspondientes, ordenados por la Fiscalía del sector, se determinó que no había ocurrido ningún daño.
Los agentes policiales que se mantienen en el Hospital estaban dispuestos a actuar en contra del supuesto agresor, pero por instrucciones del fiscal no ocurrió nada.
Según el informe de la pediatra que evaluó el área genital de la menor, no había ocurrido ninguna agresión.
La denunciante y su mamá, quien le acompañaba, dijeron que solo se había tratado de un malentendido y que desistían de cualquier acción ante la justicia.
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¿Qué pasó antes?
Durante la mañana del pasado martes 17 de diciembre la niña se encontraba con su papá. Según un convenio de separación al que llegaron los cónyuges, él podría estar con la niña los fines de semana cada 15 días.
Ese día abuela materna tenía que hacer compras navideñas y no podía llevarse a la menor, por lo cual le pidió a su yerno que la cuidara por unas horas.
Cuando él la devolvió a la casa con su mamá, la abuela fue quien la recibió. Poco después la niña pidió ir al sanitario y al salir se quejó de un dolor en la vagina.
En el parte policial consta que las dos mujeres llegaron al centro asistencial y dijeron que la menor había sido violada por su papá.
Insistían en que el hombre debía ser capturado y conducido al juzgado local, exigían que se hiciera justicia.
Cuando las dos mujeres y la niña volvieron a su vivienda, la de mayor edad se comunicó con su yerno y le contó lo que había pasado. Le dijo que la pequeña se había quejado y que ellas decidieron que fuera evaluada, pero que en el Hospital dijeron a las autoridades que no se trataba de nada grave por lo cual no acudirían a la justicia.
Este decidió ir también al servicio médico y conocer lo que pasaba, allí los mismos policías que se aprestaban a iniciar un proceso de búsqueda y captura pudieron ver su ingreso y escucharon por qué él estaba allí.
Uno le dijo en tono de broma: "Venís a entregarte" y le contó que su esposa y su suegra querían que fuera capturado de manera inmediata, pero que el fiscal se negó a solicitar dicha acción al haber constatado que no existía ningún daño.
"Siento que estoy en un laberinto y tengo miedo de ir preso", relató a Publinews el hombre que pudo haber sido capturado.
El caso ante la justicia
La separación del matrimonio ocurrió por diversas razones, pero la más importante fueron los constantes pleitos que la pareja sostenía, e incluso antes de los falsos señalamientos de violación. No hay antecedentes de violencia física, psicológica, económica ni patrimonial del hombre hacia la mujer ni viceversa.
A partir de la separación se originó el convenio en el cual consta que el hombre podría ver durante dos días al mes a su hija, además de la manutención que debía entregar.
También surgieron medidas de restricción en el Juzgado de Amatitlán para que este no se pudiera acercar a su esposa y otro expediente en el un Juzgado Octavo de Familia de la capital en el cual se ordena que se cumpla el convenio, este último decretó un embargo de sueldo y arraigo.
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