Irán prometió el viernes venganza "en el lugar y momento apropiados" tras la muerte en Bagdad de su poderoso general Qasem Soleimani, víctima de un bombardeo con dron de Estados Unidos, un audaz ataque que disparó la tensión en Oriente Medio y en el mercado petrolero, mientras que la comunidad internacional pedía calma.
La orden de matar a Soleimani partió del presidente Donald Trump después del ataque de una turba proiraní a la embajada estadounidense en Bagdad el martes, informó el Pentágono.
El jefe de la diplomacia norteamericana, Mike Pompeo, aseguró luego que Soleimani, jefe de la fuerza Al Quds, encargada de las operaciones exteriores de los Guardianes de la Revolución iraníes, preparaba una acción "inminente" que "ponía en riesgo la vida de decenas, sino centenares" de estadounidenses.
Ese poderoso dirigente militar de 62 años debió ser asesinado "hace muchos años" insistió Trump en un tuit.
Pero ¿quién era Soleimani?
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Teherán nombra sustituto
Soleimani murió por el disparo de un dron contra el coche en el que viajaba. En el ataque, a las afueras del aeropuerto de Bagdad, murió además Mehdi al Muhandis, número dos de las Fuerzas de Movilización Popular o Hashd al Shaabi, una coalición de paramilitares mayoritariamente proiraníes integrados en el Estado iraquí.
El líder supremo iraní, ayatolá Ali Jamenei, que clamó una "severa venganza", nombró rápidamente a un sustituto de Soleimani al frente de Al Quds, el brigadier general Esmail Qaani.
Experto en la lucha contra yihadistas
Tras el derrocamiento del régimen de Sadam Husein en 2003, y mientras Estados Unidos apuntalaba un nuevo y frágil sistema político, Teherán y los proiraníes se infiltraban rápidamente en Irak.
Los proiraníes han acumulado un arsenal gracias a Irán, pero paradójicamente también a lo largo de años de combate junto con los estadounidenses, en particular contra el Estado Islámico.
Soleimani era considerado uno de los grandes expertos en esa lucha sin cuartel contra el yihadismo sunita.
Washington, sin embargo, había advertido repetidamente contra los numerosos ataques contra sus intereses y fuerzas en Irak en los últimos tiempos, que culminó en el intento de asalto contra su embajada en Bagdad el martes.
"Los servicios de inteligencia estadounidenses seguían a Qasem (Soleimani) desde hacía años, pero nunca apretaron el gatillo. Él lo sabía pero no midió hasta qué punto sus amenazas (…) cambiarían las cosas", explica a la AFP Ramzy Mardini, del Institut of Peace.
"Trump cambió las reglas al eliminarlo", aseveró.