El histórico juicio político contra el presidente Donald Trump, en el Senado de Estados Unidos, inicia este martes, cuatro meses después de que estallara el escándalo ucraniano que lastró el final de la administración del magnate republicano.
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Los senadores, que la semana pasada juraron la semana pasada para ser fiscales en el proceso, deben decidir sobre los cargos que el mes pasado la Cámara de Representantes le imputó a Trump: abuso de poder y obstrucción al Congreso.
Según la acusación, Trump habría intentado presionar a su homólogo ucraniano, Volodímir Zelenski, para que investigara al exvicepresidente demócrata, Joe Biden, su posible rival en los comicios de este año, y a su hijo, Hunter, en un intento por interferir en el proceso electoral.
Los demócratas que controlan la Cámara Baja y que lideraron la investigación contra Trump lo acusan de haber manipulado a Kiev al retener cerca de 400 millones de dólares en ayuda militar.
Después, según los opositores, obstruyó el trabajó de la investigación en el Congreso, al negarse a que sus principales asesores testificaran.
Trump se convertirá entonces en el tercer presidente en la historia de Estados Unidos en ser juzgado por el Senado, tras Andrew Johnson, en 1868, y Bill Clinton, en 1999.
El inicio del juicio está previsto para las 12:00 (hora de Guatemala).
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Crispación
El lunes, la polarización entre ambas partes (que ha caracterizado el proceso desde que emergieron las primeras acusaciones) se hizo patente una vez más, luego de que el equipo legal de Trump publicara un escrito de 100 páginas en el que pidió al Senado absolver inmediatamente a Trump.
El texto califica el juicio como una "peligrosa perversión de la Constitución".
Casi simultáneamente, los demócratas publicaron un documento argumentando que el mandatario había incurrido en una "conducta corrupta" con el objetivo de hacer trampa en los próximos comicios.
Se espera que los senadores voten de acuerdo a los lineamientos de su partido, y Trump cuenta con el apoyo de la mayoría republicana que domina el hemiciclo con 53 escaños, por lo que el juicio político no tiene visos de prosperar.
De hecho, si los republicanos logran sus objetivos, el proceso podría cerrarse en solo dos semanas, dejándolo como el más rápido de la historia.
En este contexto, los crispados intercambios están orientados hacia la opinión pública, en un momento en que se acerca el inicio de las primarias demócratas de cara a las presidenciales.
A partir de este martes, los senadores establecerán las reglas el proceso, que estará presidido por el jefe de la Corte Suprema de Estados Unidos, John Roberts, quien ejerce un rol más bien protocolar.
Trump no está este martes en Washington, ya que se encuentra en Suiza para participar en el Foro Económico Mundial de Davos, desde donde nuevamente calificó el juicio político de "caza de brujas".
"Es la caza de brujas que ha estado sucediendo durante años y, francamente, es vergonzoso", dijo.
Las reglas del juego
El lunes, el líder de la mayoría republicana del Senado, Mitch McConnell, propuso que, en dos días, cada parte tenga un total de 12 horas para presentar sus argumentos.
Eso haría el proceso significativamente más rápido que el juicio político contra Clinton, en 1999.
La Cámara alta debatirá y votará la propuesta el martes.
Por su parte, el líder de la minoría demócrata, Chuck Schumer, opinó que McConnell está apurando el juicio y dificultando la presentación de testigos y documentos.
Los demócratas quieren que testifiquen altos cargos del gobierno de Trump, como su jefe de gabinete, Mick Mulvaney, y el exasesor de Seguridad Nacional John Bolton, con la expectativa de que aporten detalles de los intercambios de Trump con Zelenski.
McConnell, que domina el guión por ser el jefe de la mayoría, dijo que no va a considerar el tema de los testigos hasta después de las argumentaciones y los intercambios de preguntas.
*Con información de AFP