De acuerdo con el sitio oficial del Vaticano, el papa Francisco firmó este viernes el decreto en el que reconoció el “martirio” de tres misioneros españoles que fueron asesinados en Guatemala entre los años 1980 y 1991, durante del conflicto armado interno. Así como de otros ocho siervos que fueron asediados por su fe.
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Se trata de los Siervos de Dios José María Gran Cirera, y dos compañeros, sacerdotes profesos de los Misioneros del Sagrado Corazón de Jesús, y siete compañeros laicos, asesinados por odio contra la fe en Guatemala.
Por medio de los decretos firmados, se otorga también el reconocimiento del martirio de los Siervos de Dios Benedicto de Santa Coloma de Gramenet (cuyo nombre era Joseph Doménech Bonet) y dos compañeros, de la Orden de los Frailes Menores Capuchinos, asesinados por odio contra la fe, durante la guerra civil en España, entre el 24 de julio y el 6 de agosto de 1936.
Según comunicó la oficina de prensa del Vaticano, el pontífice autorizó la aprobación de los respectivos decretos, por lo que estas personas no necesitan ningún milagro para su beatificación.
Asediados en Guatemala
Sobre los mártires asesinados en Guatemala se trata de José María Gran, nacido en Barcelona el 27 de abril de 1945, asignado a la Misión de El Quiché en Guatemala en 1975 y que fue asesinado el 10 de junio de 1980 en las montañas de Chajul, junto con su catequista Domingo, cuando regresaba de visitar a los fieles, el religioso está enterrado en Chajul.
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El otro misionero del Sagrado Corazón de Jesús asesinado poco después fue Faustino Villanueva. En 1959 fue también destinado a la Misión de El Quiché, en Guatemala, y fue asesinado el 10 de julio de 1980 por dos sicarios mientras se encontraba en su parroquia de Joyabaj.
Mientras que Juan Alonso Fernández llegó en 1960 a El Quiché, a pesar de que se le insistió en dejar el país debido a la persecución de los sacerdotes, prefirió quedarse, y fue detenido, torturado y asesinado en La Barranca en noviembre de 1981.
Estos casos y otros relacionados con los vejámenes perpetrados durante el conflicto armado interno en Guatemala fueron denunciados en España en 2003, por la fundación Rigoberta Menchú.
Con información de agencias