Donald Trump seguirá siendo presidente de Estados Unidos. Un mes después de ser llevado a juicio político por los demócratas que dominan la Cámara baja, el mandatario fue absuelto este miércoles en el Senado, dominado por sus aliados republicanos, de los cargos de abuso de poder y obstrucción al Congreso.
PUBLICIDAD
Aunque las acusaciones en su contra quedarán como una marca indeleble en su mandato, el proceso mostró que su partido le es leal, un activo importante a meses de que se lleven a cabo unos comicios en los que busca la reelección.
De los 100 senadores, 52 declararon al presidente inocente de abuso de poder y 53 desestimaron que haya obstruido la labor del Congreso.
"Donald Trump será absuelto para siempre", había anticipado su la asesora de Trump, Kellyanne Conway, en respuesta a los demócratas, para quienes el presidente seguirá siendo "acusado para siempre".
La oposición demócrata acusa al magnate de haber utilizado recursos del Estado, en particular una ayuda militar validada por el Congreso, para tratar de obligar a Ucrania a "ensuciar" a un potencial rival político, el exvicepresidente demócrata Joe Biden.
Sin embargo, desde que estalló el escándalo, el inquilino la Casa Blanca asegura ser víctima de una "caza de brujas" orquestada por sus opositores, quienes, según él, aún no digieren su sorpresiva victoria de 2016.
Romney, en contra
Solo Mitt Romney, senador republicano de Utah, quien fue derrotado por Barack Obama en las elecciones presidenciales de 2012, había anunciado que votaría a favor de la destitución de Trump, por considerarlo "culpable de un terrible abuso de la confianza pública".
Aún así, el suspenso era prácticamente nulo: la Constitución de Estados Unidos requiere una mayoría de dos tercios (67 escaños de 100) para condenar a un presidente, y Trump sabía que podía contar con el apoyo de al menos 52 de los 53 senadores republicanos, tal y como ocurrió.