Las dos aves de Eid al Qobeisy se posan majestuosamente en la sala de espera del hospital de halcones de Abu Dabi, a la espera de un chequeo de rutina para un viaje de caza a Azerbaiyán.
Sobre una de las cuatro largas perchas erigidas en el centro de la recepción de mármol blanco, los halcones llevan máscaras de cuero negro en los ojos para calmarlos.
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Como muchos cetreros que pasan por aquí, Eid al Qobeisi quiere un certificado médico que le permita viajar con sus aves a Azerbaiyán, para participar en un torneo de caza.
"Pasión"
"Se ha convertido en una pasión desde 2007", declara a la AFP el emiratí de 26 años, acariciando las plumas de una de sus aves.
Los Emiratos han experimentado un desarrollo económico fulgurante en las últimas cinco décadas, pero este país del Golfo, rico en hidrocarburos, desea preservar sus tradiciones, como la pesca de perlas o la cetrería, declarada por la Unesco patrimonio cultural inmaterial en 2010.
"Hemos heredado (el arte de la cetrería) de nuestros abuelos y de nuestros padres y ahora se lo enseñamos a las nuevas generaciones", explica el cetrero Salem al Mansuri, de Abu Dabi.
"Los halcones se usaban para cazar, y se puede decir que, hace treinta años, era un método de supervivencia durante los viajes largos", explica a la AFP este treintañero.
"Hijos de beduinos"
Los halcones "son considerados los hijos de los beduinos", afirma Margit Muller, directora del hospital para halcones situado a pocos kilómetros de la capital de los Emiratos, Abu Dabi.
"Porque, históricamente, los halcones se usaban para la caza, permitiendo a la familia sobrevivir en un entorno desértico", señala esta alemana que lleva tiempo viviendo en el país.
Los halcones, clasificados como especies en peligro de extinción, son el emblema nacional de los Emiratos Árabes Unidos.
En la actualidad las posibilidades de llevar estas aves a la caza son limitadas, porque solo se autoriza en algunas reservas.
Por eso el hospital es un paso obligado para los cetreros emiratíes que desean cazar en Marruecos, Kazajistán y Pakistán.
A él acuden cetreros de todo el Golfo. Trata a unos 11.000 halcones al año, una cifra que se ha más que duplicado en la última década, según Muller.
Aunque el hospital tiene su propio programa de cría, la mayoría de los halcones provienen de países como el Reino Unido, Alemania, España, Estados Unidos y Canadá.
El establecimiento brinda todo tipo de cuidados para estas aves rapaces, desde el limado de las garras hasta operaciones complicadas, y un programa de formación para los cetreros.
"Las operaciones quirúrgicas pueden durar hasta tres o cuatro horas, el tiempo máximo que puede permanecer un halcón bajo anestesia", explica Muller. "Los casos complicados son las patas o las alas rotas".