Tocarse la cara representa un riesgo para los humanos. Esta es una forma con la que nos podríamos infectar del coronavirus. Sin embargo, dejar de hacerlo es complicado.
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Desde la llegada del COVID-19, nuestras vidas han cambiado. Además, las autoridades de Salud han solicitado que se dejen atrás viejos hábitos. Entre estos está el tocarnos la cara, pues al hacerlo podríamos exponernos más al virus.
La parte difícil
Si realmente has intentado dejar de llevar tus manos al rostro, quizá ya te diste cuenta de que no es fácil. Y resulta que tocarse la cara en tiempos del coronavirus es demasiado peligroso.
La razón es porque el virus puede entrar por la nariz, la boca o los ojos. Y nuestras manos siempre están expuestas a todo lo que tocamos y que casi nunca está desinfectado.
Por eso es que debemos dejar de llevar nuestras manos al rostro. Pero, hacerlo es mucho más difícil de lo que parece.
De acuerdo a Dacher Keltner, profesor de psicología en la Universidad de California, esto ocurre gracias a la manera en que evolucionamos.
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Tal parece que es algo que nuestros ancestros y algunos tipos de primates, hacen esto como una manera de calmarse.
También hacemos esto porque en tiempos antiguos, demasiado antiguos, nuestros ancestros se tocaban el rostro al momento de intentar llamar la atención del sexo opuesto con motivos de apareamiento.
Es decir, nos tocamos el rostro para conquistar. Es por eso que pasamos nuestra mano por nuestro cabello para despejar la cara o nos tocamos los labios, es algo meramente inconsciente y primitivo, pero es algo propio de nuestra especie.
Además, también hay expertos que dicen que hacemos esto porque nos ayuda a controlar nuestra emociones y nuestra capacidad de atención.
*Con información de FayerWayer.