Centroamérica está expuesta a un "gran riesgo social" por inseguridad alimentaria si la pandemia por el nuevo coronavirus (COVID-19) se prolonga por dos o tres meses más, advirtió el presidente del Banco Centroamericano de Integración Económica (BCIE), Dante Mossi.
El experto estimó que la región dispone de alimentos para cubrir la fase inicial de la cuarentena en la mayoría de los países, pero si la crisis se extiende por otros dos o tres meses, como ha ocurrido en Asia y Europa, se podría sentir un desabastecimiento.
"Hay un riesgo social muy grande porque la gente si tiene hambre va a tener que salir (de sus casas)", lo que provocaría un aumento en los contagios, alertó Mossi en entrevista por videoconferencia con AFP.
En principio, unas 50 mil personas podrían llegar a contagiarse con el nuevo coronavirus en Centroamérica, según proyecciones de la Organización Panamericana de la Salud (OPS) citadas por Mossi.
Más comercio regional
Centroamérica necesita entonces que "el comercio regional funcione" para garantizar alimentos a la población, evitar el desabastecimiento y que se pueda mantener el aislamiento social como primera línea de contención del nuevo coronavirus, recomendó Mossi, de nacionalidad hondureña.
Añadió que los gobiernos tendrán que mantener la distribución de raciones alimenticias a las personas que viven del "día a día" para que puedan mantenerse en aislamiento.
"Se han roto los mercados, el problema más serio es si la gente come, si las redes de protección social van a tener capacidad para dar comida a la gente" por mucho tiempo, recalcó.
De momento, el BCIE ha apoyado a los gobiernos centroamericanos con un plan de "contención y mitigación" de los efectos de la COVID-19.
El plan contempla una fase de contención orientada a detectar portadores del virus, fortalecer los sistemas de salud, proporcionar información científica y asegurar una respuesta sanitaria a su propagación.
La etapa de mitigación, en tanto, comprende acciones para minimizar riesgos de transmisión, asegurar el abastecimiento de insumos y la capacitación del personal de salud.
El BCIE destinó además un millón de dólares para financiar la compra de equipos, el suministro de medicamentos y la adquisición de pruebas para detectar el coronavirus.
Mossi resaltó la colaboración de Corea del Sur, socio extrarregional del BCIE, que suministró 182 mil pruebas diagnósticas del virus ante la dificultad de adquirirlas en el mercado debido a la elevada demanda mundial.
Mediano plazo
A mediano plazo, el funcionario visualiza la recomposición de las políticas fiscales de la región para estimular la inversión pública como una forma de reactivar las economías regionales cuando pase lo peor de la pandemia, lo que implicará incrementar el déficit fiscal.
El Banco dispuso de una línea de financiamiento por mil 900 millones de dólares para ayudar a los países centroamericanos a hacerle frente a los devastadores efectos financieros de las paralizantes medidas contra la propagación del COVID-19.
En la región, Panamá, con el mayor número de casos, decretó cuarentena total, con permisos para salir solo a hacer compras esenciales.
Guatemala, El Salvador y Honduras tienen toques de queda nocturnos y Costa Rica aplicó restricción vehicular nocturna.
Solo Nicaragua no ha adoptado medidas.
Mossi destacó no obstante que se trata de una crisis que dejará intacta la infraestructura productiva, contrario a lo que ocurre con los fenómenos naturales que sufre Centroamérica, como huracanes, terremotos y erupciones volcánicas.
Pero advirtió que "vienen de dos a tres meses muy difíciles, luego vendrá la crisis económica". Y, para salir de ella, "habrá que buscar financiamiento externo y eso solo se logra con un Banco (Centroamericano) con credibilidad para acceder a créditos", remató.