Residentes de la ciudad de Wuhan, en China, hicieron cola este jueves para realizarse una prueba de detección de coronavirus (COVID-19), tras un nuevo brote de casos de contagio en la región.
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Bajo la lluvia, aunque respetando el distanciamento social requerido, los ciudadanos formaron largas filas delante de tiendas de campaña improvisadas instaladas en estacionamientos, parques y barrios residenciales de la metrópolis, en la que habitan 11 millones de personas.
"Es algo bueno. Es una manera de ser responsable hacia los demás y hacia uno mismo", explicó un hombre de 40 años, tras completar el proceso. Esta persona ya se había realizado una prueba 10 días antes pero, como Wuhan es la ciudad más afectada de China, pudo repetirla.
"Si tiene la oportunidad, ¿no la haría de nuevo?", dijo.
Wuhan teme revivir la pesadilla
Wuhan es la cuna del COVID-19, surgido en esa ciudad a finales del año pasado.
La aparición del virus impulsó al gobierno chino a imponer, el 23 de enero, un fuerte bloqueo a la ciudad, centro industrial y de transporte, aislándola del resto del país y confinando a los residentes en sus hogares.
Más de 3 mil 800 personas murieron de COVID-19 en Wuhan, cifra que representa la gran mayoría de las muertes en todo China.
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La cuarentena se levantó a principios de abril y la vida está volviendo a la normalidad, pero Wuhan recibió una nueva sacudida tras el surgimiento, el fin de semana pasado, de nuevos casos locales.
Se trata de los primeros contagios en la región en más de un mes.
Temerosos de revivir la pesadilla del virus, los funcionarios lanzaron una campaña para realizar pruebas a toda la población de la ciudad.
Fuera de China, el mundo se preparaba este jueves para superar el umbral de 30 mil muertos por coronavirus, en medio de tensiones en la carrera para encontrar una vacuna.
*Con información de AFP