Un grupo de familiares de víctimas de coronavirus (COVID-19) presentó este miércoles una querella ante el tribunal de Bérgamo, en el norte de Italia, por negligencia y errores en el manejo de la pandemia que causó la muerte de más de 34 mil personas.
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Se trata de la primera acción legal en grupo presentada en la península, entre los países más golpeados por el coronavirus.
"No queremos venganza, queremos justicia", aseguró Stefano Fusco, de 31 años, entre los fundadores del grupo en Facebook "Denunciaremos. Verdad y justicia para las víctimas del Covid-19", y cuyo abuelo murió en marzo a causa del virus.
Acompañados por abogados y miembros del comité, los familiares presentaron 50 denuncias a la fiscalía de Bérgamo, la ciudad mártir de la pandemia, "porque se ha convertido en el símbolo de esta tragedia, aunque provienen de todo el país", explicó Fusco.
La página Facebook, que en solo dos meses cuenta con más de 50 mil adhesiones, se transformó en un comité nacional, con abogados que estudian presentar otras 150 querellas, explicó Fusco.
Los familiares acusan a las autoridades de haber tardado en declarar la ciudad "zona roja", algo que la asociación, así como algunos partidos y sindicatos, atribuyen a que se antepusieron los intereses económicos a los de la salud, ya que se trata de una próspera zona industrial.
La fiscalía de Bérgamo ya había abierto una investigación sobre el caso y escuchado los testimonios de políticos, entre ellos el gobernador de Lombardía, Attilio Fontana, y a su consejero para la Salud, Giulio Gallera.
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Los familiares cuestionan también la política de recortes aplicada por años al sistema de salud para favorecer una privatización que golpea a los más vulnerables.
Algunos familiares contaron las tragedias padecidas, sea por la falta de información o por la atención deficiente durante la emergencia sanitaria.
La fiscalía deberá decidir sucesivamente si hay elementos para la apertura de un juicio.
"Lágrimas de sangre"
Cristina Longhini, farmacéutica que perdió a su padre Claudio, de 65, durante la pandemia, ahora quiere saber ante todo la verdad sobre la muerte de su progenitor en el hospital de Bérgamo, colapsado entonces por la emergencia.
"Mi padre acababa de jubilarse. Estaba en buen estado físico cuando comenzó a presentar síntomas: fiebre, disentería y vómitos", contó a la prensa.
"Cuando murió se olvidaron de avisarnos", lamenta Longhini, quien luego tuvo que identificar el cuerpo.
"Estaba irreconocible, tenía la boca abierta, los ojos hinchados, en las órbitas tenía lágrimas de sangre".
"Me entregaron en una bolsa de basura sus objetos personales, incluyendo ropa manchada de sangre, testimonio de su sufrimiento, y además infectada", relata.
Debido a que los cementerios locales estaban llenos, el ataúd fue transportado, junto con una docena más, en un camión militar a un destino desconocido para la familia, que finalmente descubrió debido a que recibió por correo la factura de la funeraria por su cremación, realizada a 200 kilómetros de distancia.