El presidente de Filipinas, Rodrigo Duterte, se ofreció este miércoles como voluntario para probar la nueva vacuna rusa contra el coronavirus (Covid-19), anunciada la víspera por su homólogo Vladimir Putin.
El presidente filipino afirmó que tenía “gran confianza” en los esfuerzos desplegados por Rusia para poner fin a la pandemia. “Creo que la vacuna que han producido es realmente buena para la humanidad (…) Seré el primero en probarla”, declaró Duterte.
El portavoz de Duterte, Harry Roque, aclaró que el mandatario, conocido por sus polémicas salidas de tono, no bromeaba.
“Es viejo. Puede sacrificar su vida por el pueblo filipino”, dijo Roque.
Las autoridades sanitarias filipinas indicaron que se reunieron con el centro ruso Gamaleya que ha desarrollado la vacuna.
Filipinas, con 107 millones de habitantes es el segundo país más afectado del Sudeste Asiático, después de Indonesia.
La nación contabiliza 143 mil contagios y más de 2 mil 400 muertos por Covid-19.
El aumento de casos llevó a las autoridades a reconfinar, la semana pasada, a más de 27 millones de personas, especialmente en Manila y en las regiones cerca de la capital.
La “primera” vacuna contra el Covid-19
El mensaje de Duterte llega un día después de que Rusia comunicara que desarrolló la “primera” vacuna contra el Covid-19 que, según ese país, asegura una “inmunidad duradera”.
El presidente Putin afirmó incluso que una de sus hijas había recibido la vacuna, denominada “Sputnik V”.
Sin embargo, el anuncio ruso generó escepticismo en el mundo, especialmente en Occidente, donde numerosos científicos manifestaron sus reservas en cuanto a la rapidez con la que se habría desarrollado la vacuna.
La Organziación Mundial de la Salud (OMS) reaccionó de manera prudente y recordó que la “precualificación” y la homologación de una vacuna exige un procedimiento “riguroso”.
“No existen datos conocidos sobre la calidad, la eficacia y la seguridad de la vacuna rusa”, dijo por su parte una portavoz del ministerio alemán de Salud, recordando que para la Unión Europea la “primera de las prioridades es la seguridad de los pacientes”.
En tanto, el experto francés François Balloux, de la University College, de Londres, calificó la iniciativa de “decisión irresponsable e imprudente”.
*Con información de AFP