La crisis política de 2015, los cambios de gobierno y la salida de la Comisión Internacional contra la Impunidad en Guatemala (CICIG) son factores que marcaron el periodo del embajador de la Unión Europea en el país. Hoy, que finaliza su mandato, compartió sus logros y frustraciones debido a la pandemia.
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¿Qué repaso hace de su gestión?
Llegué en septiembre de 2016, por lo que los últimos cuatro años la situación ha ido cambiando, pues en ese año había una fase política de esperanza derivado de la crisis de 2015 que había ocasionado un atraso en la implementación de programas de cooperación. Desde mi llegada, me puse a la obra con el equipo para desarrollar programas e identificar nuevos, respeté los de apoyo a la gobernanza, la lucha contra la desnutrición y la cooperación económica en el ámbito de promoción de las exportaciones de las Mipymes, programas que no estaban en ejecución. Ahora dejo una plenitud de actividades, pero la pandemia ha complicado la vida este año, por lo que readaptamos algunos programas. Hay que recordar que el Acuerdo de Asociación, que regula las relaciones comerciales entre la UE y Centroamérica, sigue funcionando. Pero hubo una dificultad con el tema de la CICIG, ya que el gobierno cambió su valoración y los donantes mantuvimos la ayuda que quedaba pendiente en temas de justicia hacia el Ministerio Público. En ese tema, tenemos en ejecución con el sistema de justicia, que está enfocado a la prevención de la violencia contra las mujeres y niños. También, con el Ministerio de Agricultura financiamos la llegada de los extensionistas agrícolas, figura que había desaparecido. Y con Salud se busca fortalecer la asistencia primaria y combatir la desnutrición con el Programa Mundial de Alimentos y UNICEF.
¿Cuál es su mayor satisfacción y nostalgia que marcaron su periodo en el país?
Satisfacciones, poner en marcha programas que estaban en el tintero y la respuesta que nos han dado las instituciones y organismos, el fortalecimiento de las exportaciones en el mercado europeo, más que los de los productos tradicionales. Conocí experiencias de ámbito cooperativo que se han vuelto competitivos y han generado empleo y bienestar a su alrededor. Entre las frustraciones está no avanzar más en la lucha contra la desnutrición infantil, si no hubiera venido el coronavirus. Es un compromiso que tiene el gobierno para reducir ese índice, ya que no será por falta de fondos, porque hay de varias instituciones. Deberán ponerse en marcha para que los indicadores empiecen a bajar con la armonización de políticas en agricultura, salud, educación y el apoyo del sector empresarial, pues ese problema penaliza al país, que tiene una agricultura muy rica. Aunque hago un inciso, porque me involucré en la posibilidad de financiar un programa de cooperación económica de desarrollo en la Zona de Adyacencia. Por ser un lugar olvidado por la cooperación internacional y con graves problemas, y se aprobaron dos proyectos, uno con Agexport y otro con la Asociación Balam, y es útil porque es la primera vez que se consigue articular ese tipo de programa, es un programa con medio millón de euros para fomentar las actividades como la agricultura.
¿Hay algún capítulo pendiente con el Acuerdo de Asociación?
Ha avanzado el calendario, pero en el caso de Guatemala está pendiente de aprobarse la ley de competencia y confiamos que en el futuro suceda. El objetivo es tener un reglamento de competencia a nivel regional para cumplir con ese compromiso que no es con la Unión Europea, sino con los consumidores; existen varios modelos para hacer valer el control de la competencia.
¿Cuál es el panorama que se lleva por la situación complicada en el sistema de justicia?
Es necesario que se hagan los nombramientos en el orden constitucional establecido y con la colaboración de los otros organismos del Estado; está claro que en todos los países se necesita un sistema de justicia legítimo, independiente y capaz de funcionar. En varias partes del mundo la justicia tiene problemas, pero en Guatemala es recurrente. Ojalá el Covid-19 ayude a unir al país y entender que los guatemaltecos están en el mismo barco. Tienen que remar en la misma dirección, la comunidad internacional puede aportar un plus.
CICIG, comidas y frases que recordará
• El ámbito de la justicia siempre es complejo para hacer cooperación. Los últimos dos años fueron complicados por la decisión del Gobierno de Guatemala, que no quiso renovar el compromiso con la CICIG, por lo que transferimos los fondos al MP, porque había un compromiso con Naciones Unidas.
• Platillos como el pepián, el ceviche y los tamalitos son los que disfruta el embajador. El “fíjese que” y las expresiones para decir lo contrario con gracia son frases que recordará.