El curso de la pandemia por Covid-19 en el mundo sigue provocando cambios en los estilos de vida, entre ellos, los hábitos alimenticios de la población.
En un informe presentado por la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) y la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) se evidencia este cambio en la alimentación que puede significar un riesgo para la salud, ya que está implícita una mal nutrición.
“Una malnutrición supone mayores riesgos de contraer enfermedades. En América Latina y el Caribe hemos convivido en tiempo recientes con alarmantes cifras de malnutrición por sobrepeso, obesidad y desnutrición”, detalla el informe.
Además, hace énfasis en que la malnutrición es un problema de salud pública que se agrava en medio de una amenaza como el virus SARS-CoV-2.
Cambios alimenticios
De acuerdo con el informe, los consumidores han preferido dietas menos nutritivas, menos frescas y más económicas. Esto asociado al confinamiento y a la crisis económica que han atravesado millares de familias en la región.
Se ha apreciado un incremento en el consumo de enlatados, empaquetados y no perecibles, ya sea por la poca capacidad adquisitiva o por su conservación prolongada.
Sin embargo, estos productos no perecibles son ultraprocesados, con niveles elevados de azúcares, grasas saturadas, sodio y calorías.
“Existe un círculo vicioso entre la pandemia y la malnutrición. Al extenderse el impacto y duración de la crisis de la Covid-19 aumentaron los problemas de malnutrición, lo cual incrementa la vulnerabilidad sanitaria”, señala el informe.
Garantizar la seguridad nutricional
Los organismos sugieren a los gobiernos garantizar la seguridad alimentaria y nutricional de los habitantes, así como fomentar y proteger los circuitos cortos, como ferias libres, agricultura familiar, venta minorista, para el consumo de productos frescos y saludables a un precio justo.