Filiberto Max Chiquín fue condenado a 33 años con ocho meses de prisión inconmutables por los delitos de violación y producción de pornografía infantil.
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Al violador se le impuso una multa de Q50 mil, los cuales deberá pagar al finalizar la pena. De lo contrario, los sumará a más años de prisión.
La resolución la emitió el Tribunal de Sentencia Penal de Delitos de Femicidio y otras Formas de Violencia contra la Mujer y Violencia Sexual de Alta Verapaz.
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Imputación
La Fiscalía de la Mujer de Alta Verapaz comprobó que Max violó en repetidas ocasiones a su hija, una niña de 10 años.
Los abusos sexuales y denigrantes contra la persona menor de edad ocurrieron en su vivienda, ubicada en el municipio de Santa Cruz Verapaz. Estos ocurrieron en enero, marzo y junio del año pasado.
Según la investigación, en una ocasión, Max grabó la violación con el celular de la niña. Por eso, el Ministerio Público (MP) lo imputo por el delito de pornografía infantil.
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Contexto de la violencia sexual
La violencia sexual en Guatemala es un delito con alta incidencia y su aumento constituye un grave problema social.
Sus víctimas no contemplan distinción de edad, género, condición social, grupo lingüístico o nivel educativo.
Las agresiones sexuales, en su mayoría, vienen de un pariente o familiar con un vinculo afectivo establecido previamente con la víctima. Es decir, padres, tíos, hermanos, abuelos, primos, padrastros o novios.
Sin embargo, estos hechos ilícitos que atentan contra la dignidad de las personas también son cometidos, en un nivel medio: por amigos, vecinos, líderes comunitarios, religiosos, etc.
Y, en un nivel menor, las hacen personas totalmente extrañas, que se aprovechan de la situación o circunstancia para agredir sexualmente a la víctima, según la Secretaría contra la Violencia Sexual, Explotación y Trata de Personas (SVET).