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Iglesia católica ofició misas a nivel nacional en memoria de las víctimas de Covid-19

"Es verdad que no es fácil perdonar, es fácil llevarse por el rencor o por el resentimiento; pero el mensaje de la palabra de Dios dirigido a cada persona es que debemos dejar de odiar", mencionó monseñor Gonzalo de Villa durante la homilía.

Monseñor Gonzalo de Villa Monseñor Gonzalo de Villa

El arzobispo Gonzalo de Villa ofició la Santa Eucaristía desde Catedral Metropolitana e indicó que todas las diócesis del país realizaron la misa en memoria de todas las víctimas de la pandemia Covid-19.

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“Ha fallecido gente anciana, jóvenes, hombres y mejores en todas partes de la República, pero como todos sabemos donde hay más casos ha habido es aquí, en la Arquidiócesis de Santiago”, mencionó.

La Santa Misa se ha realizado con no más de 10 feligreses presentes y fue transmitida por medios de comunicación eclesiales y sociales.

Santa Misa

El valor del perdón

Durante su Homilía, monseñor De Villa resaltó el valor del perdón:

“Es verdad que no es fácil perdonar, es fácil llevarse por el rencor o por el resentimiento; pero el mensaje de la palabra de Dios dirigido a cada persona es que debemos dejar de odiar. Hay que pedirle a Dios que seamos compasivos con los demás” comentó el Arzobispo Metropolitano.

Además, indicó que debemos estar siempre dispuestos a perdonar en todas las situaciones de la vida. “El que más sufre, es el que no perdona”, afirmó.

Covid-19 y pobreza

El arzobispo metropolitano señaló que la crisis generada por la pandemia ha dejado al descubierto la difícil situación de los pobres y la gran desigualdad.

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Además dice que hay necesidad de curar otro gran virus, el de la injusticia social y la marginación y la falta de oportunidad de los más débiles.

Señala que en este tiempo de crisis la pandemia nos enseña a ser sensibles y solidarios, hacia los más necesitados.

De Villa, también dijo que es necesario crear oportunidad oportunidades de salud, de educación y de inclusión social.

Sobre fiestas patrias

Por otra parte, también se refirió a las fiestas patrias e indicó que a un año del bicentenario, los obispos de Guatemala animados y golpeados por la pandemia, celebran un año de la independencia y en casi 200 años, la libertad planteado por la elite criolla “no han dado los frutos que hoy hubiésemos querido”, como el respeto a la dignidad, derechos de todos los guatemaltecos, la verdadera democracia entre otros.

La libertad continúa siendo una tarea inacabada.

El país se encuentra en una situación crónica de pobreza con falta de accesos a salud, vivienda digna, trabajo, salario justo, debilitamiento y desacredito de la institucionalidad, la violencia y la corrupción son males antiguos nunca resueltos y que hoy demandan soluciones.

* Con información de Juan Carlos Chanta, Emisoras Unidas 89.7

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