Un reciente estudio de la Universidad de Hawai’i, en Hawái, reveló nuevos datos relacionados con un conocido y enorme asteroide, y su posible impacto con la Tierra en los próximos años.
Se trata concretamente del asteroide Apophis, que se espera pase cerca de nuestro planeta en el año 2068, aunque estas nuevas observaciones advierten que podría pasar demasiado cerca.
De acuerdo con el estudio, expertos detectaron en el asteroide una aceleración de tipo Yarkovsky, efecto que modifica las órbitas de pequeños cuerpos celestes por la forma en que absorben la radicación del Sol.
La Universidad explica que todos los asteroides necesitan volver a irradiar, como calor, la energía que absorben de la luz solar para mantener el equilibrio térmico, cuyo proceso cambia ligeramente la órbita del objeto.
Citado en un comunicado, el astrónomo Dave Tholen señaló que las nuevas observaciones, obtenidas con el telescopio Subaru a principios de este año, “fueron lo suficientemente buenas” para revelar la aceleración de Yarkovsky en el asteroide, aportando una evidencia decisiva para “mantener en juego el escenario de impacto en 2068”.
Expertos también han anunciado que el asteroide Apophis, cuyo diámetro ronda los 300 metros, se aproximará a la Tierra el 13 de abril de 2029, pero para esa fecha descartan la posibilidad de una colisión.
“No hay que ser alarmistas”
“Es muy importante entender la composición química de lo asteroides, ya que define la absorción de la superficie para la radiación y la llamada inercia térmica por unidad por segundo. Si gira muy rápido o lento, eso definirá el efecto Yarkovsky y el empuje que recibirá este objeto”, indica por su parte el profesor Thomas Puzia, del Instituto de Astrofísica UC e investigador del Centro de Astrofísica y Tecnología Afines (CATA), citado por La Tercera.
“Por ello la trascendencia de las misiones Osiris-Rex y Hayabusa2: hay que entender la composición química y superficie del asteroide, si es liso, polvo, roca, qué tipo, etc”, dice Puzia.
Sin embargo, el profesor sostiene que, “por ahora”, la posibilidad de impacto es “baja” y recalca que “no hay que ser alarmistas”.