El Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA, por sus siglas en inglés) realizó un informe sobre las consecuencias socioeconómicas del embarazo en la adolescencia en seis países de América Latina y el Caribe. En este se indica que cuando una adolescente se convierte en madre, sus derechos sexuales y reproductivos, así como sus derechos a la salud y educación, entre otros, se ven vulnerados a corto plazo. Sin embargo, las consecuencias se dan también a mediano y largo plazos.
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¿Cuál es el hallazgo más importante del estudio?
El embarazo en adolescentes es un problema grave en la región. Entre los resultados que más resaltan se encuentra que América Latina y el Caribe registra la segunda tasa más alta de embarazos adolescentes en el mundo. Se estima que casi el 18% de los nacimientos en la región corresponden a madres menores de 20 años. Vemos que en las sociedades modernas hay mujeres que estudian y trabajan a la par con los hombres, aunque con un salario más bajo porque son sociedades injustas. Pero también hay mujeres que siguen viviendo igual que nuestras tatarabuelas porque no tienen un nivel educativo alto y dependen de sus maridos para subsistir. Es decir, son cautivas del perceptor de ingreso de su esposo y, la mayoría, son víctimas de relaciones abusivas con mayor frecuencia, además que tienen muchas hijas e hijos.
¿Es el caso de muchas adolescentes en el país?
En Guatemala, las mujeres que fueron madres entre los 20 y los 30 años tienen cinco veces más posibilidades de obtener un título universitario que quienes lo hicieron antes de los 20. El promedio de América Latina es de tres veces. En ese sentido, está peor que Argentina, Colombia, Ecuador, México y Paraguay, países en los que se hizo el análisis. Los embarazos en adolescentes impacta en la salud, pues corren más riesgos, además que el sistema de salud debe darles más atención a ella y al recién nacido. También impacta en lo económico porque abandonan sus estudios para ser madres y cuando consiguen trabajo lo hacen en el sector informal, lo que significa que pagará menos impuestos al Estado.
¿Cuál debería ser la apuesta del gobierno para evitar los embarazos en adolescentes?
Con prevención primaria y secundaria; se debe evitar que las menores de edad queden embarazadas y dejen de estudiar. La educación sexual integral es fundamental. Necesitamos que la niñez y la adolescencia sepa cómo se queda embarazada, cuáles son los métodos anticonceptivos y cuáles son sus ventajas y desventajas, además que se les facilite su acceso. Un ejemplo de medida secundaria es la que existe en Argentina. Hay escuelas secundarias que tienen guarderías, en las que cuidan a sus hijas e hijos mientras ellas estudian. En el caso de Guatemala, también se debe trabajar en poner alto a la violencia sexual en niñas y adolescentes.
En este país, hablar de educación sexual integral es sinónimo de promover el aborto y de inducir a la juventud a tener sexo. ¿Cómo cambiar eso?
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Soy economista y trabajo con evidencias cuantitativas, y tengo dos evidencias cuantitativas. Primero, una evaluación hecha por países de Europa sobre el impacto de los programas de educación sexual. Se dice que cuanta más información sexual tienen los jóvenes, más postergan su inicio sexual. Todo lo contrario al mito de la gente que cuando le das educación sexual le fomentas el sexo. Segundo, que a mayor educación sexual, menos probabilidad de embarazos en las adolescentes y mayor retención de escolaridad. Esto significa que más niñas y adolescentes terminarán sus estudios.
La depresión tropical “Eta” dejó a muchas jóvenes en albergues, en los que corren riesgo de ser violentadas sexualmente y de salir con embarazos no deseados ¿Alguna recomendación?
Todas las situaciones de emergencia humanitaria multiplican los riesgos de abuso sexual. En ese sentido, en UNFPA tenemos un componente de ayuda y son kits de anticonceptivos para contextos de emergencia. Sin embargo, se debe trabajar fuerte en una campaña contra la violencia sexual y otra para el uso de los métodos anticonceptivos para las jóvenes mujeres.
Datos del informe
- América Latina y el Caribe reporta la segunda tasa más alta de embarazos de adolescentes en el mundo.
- Se estima que casi el 18% de los nacimientos en la región corresponde a madres menores de 20 años.
- En Guatemala, las madres adultas registran cinco veces más oportunidad de obtener un título educativo terciario o universitario que las madres tempranas, menores de 20 años.