La pandemia del Covid-19, que cambió el mundo durante este año, nos hizo reflexionar sobre algunos aspectos clave, como nuestra relación con la naturaleza, el uso de herramientas y avances tecnológicos en nuestra vida cotidiana y la importancia de protegernos de un enemigo invisible a simple vista, pero real.
A nivel mundial, se estima que hay 73 millones de casos positivos de Covid-19 en el mundo, mientras que lamentablemente 1.6 millones de personas han muerto. Docenas de países y miles de ciudades están reimponiendo medidas de aislamiento y reforzando estrategias como el uso de códigos QR para detectar posibles casos, entre otras.
Reino Unido, Rusia y Estados Unidos ya están distribuyendo dosis de las vacunas, mientras que Alemania, México y Canadá se preparan para hacerlo antes de finales de 2020.
Una de las principales reflexiones ha sido la interacción del hombre con la naturaleza, ya que aún no se sabe exactamente cómo el coronavirus SARS-CoV-2 pasó de los animales a los humanos; pero también nos ha dejado reflexiones sobre nuestras acciones en los ámbitos económico, político y social.
“También creo que otra lección que siempre debemos tener en cuenta es que algo microscópico como un virus puede alterar muy rápidamente nuestra forma de vida y debería ser un recordatorio de que necesitamos hacer cambios para ayudar a evitar que esto vuelva a suceder en el futuro”, añadió McKnight.
Para Simon Kolstoe, profesor titular y asesor de ética en la Universidad de Portsmouth, en Reino Unido, las principales lecciones para este primer año de la pandemia incluyen: “Darse cuenta de que esto podría ocurrir de nuevo y potencialmente ser más mortal, por lo que los planes deben estar en marcha con antelación.
Comprender que las consecuencias a largo plazo deben equilibrarse con las amenazas inmediatas. Comprender que nuestras capacidades científicas y médicas son notables, y que la inversión en ellas no debe ser ignorada (o peor aún, recuperada) una vez que la amenaza inmediata haya disminuido”.
“La atención debe centrarse en las personas que corren mayor riesgo y se debe permitir al resto de la sociedad que funcione con la mayor normalidad posible para reducir las consecuencias a largo plazo”, dijo Kolstoe.
“Lamentablemente, muchas más personas morirán y sufrirán debido a la forma en que la contención ha impactado en las profesiones, la atención médica y, específicamente, en la salud mental de un sector de la población que nunca estuvo realmente en riesgo por la propia enfermedad. La próxima vez deberíamos tener más claro cuál es la amenaza inmediata y luego asegurarnos de que todos los esfuerzos se dirijan a la amenaza específica, no a cuestiones periféricas”, concluyó.
4 preguntas a…
Raina MacIntyre, jefa del Programa de Investigación de Bioseguridad en el Instituto Kirby, UNSW, en Sídney, Australia
- ¿Cuáles crees que son las principales lecciones que debemos aprender después de un año de la pandemia del Covid-19?
El liderazgo y la cultura marcan la diferencia en el control de Covid-19. Mientras que la cultura está arraigada, un buen liderazgo puede superar las barreras culturales para las medidas de control de la salud pública.
El Índice de Seguridad Sanitaria Mundial se lanzó en 2019 y no tuvo en cuenta la cultura y el liderazgo, sino que asumió que a los países de bajos ingresos les iría mal y a los de altos ingresos les iría bien. En este sentido, los Estados Unidos ocupaban el primer lugar entre todos los países en materia de preparación. Creo que todos debemos volver atrás y reevaluar las suposiciones que hay detrás de esto, ya que, claramente, el dinero, el conocimiento científico y los recursos no fueron el factor determinante del éxito.
Pequeñas islas del Pacífico como Samoa cerraron sus fronteras y permanecieron casi libres del virus. China, Vietnam, Taiwán, Australia, Nueva Zelanda y Tailandia tuvieron un buen control. Todos estos países tenían en común una tendencia cultural a confiar en el gobierno y a seguir instrucciones de salud pública. Las medidas de control de epidemias de salud pública son draconianas por naturaleza, por lo que no encajan bien con culturas altamente individualistas como la estadounidense. La cultura combinada con un mal liderazgo resultó en una catástrofe allí.
- ¿Qué hemos aprendido de los efectos del confinamiento?
Nada nuevo: Los que somos expertos en el control de epidemias sabemos que la detección de casos, el seguimiento de los contactos y la cuarentena son las medidas de control clave y que cuando una epidemia está fuera de control, un aislamiento puede ser la única forma de controlarla.
Recuerden que durante la epidemia del Ébola en África Occidental en 2014, Sierra Leona fue encerrada. El rastreo de contactos es rutinario para las infecciones como la tuberculosis, el sarampión y la enfermedad meningocócica. Las consecuencias de estas medidas de control van más allá del control de la enfermedad y se extienden a los impactos sociales y económicos. Pero nada de esto es nuevo tampoco, por eso los gobiernos de todo el mundo invierten en la planificación de la pandemia.
- Hemos recibido noticias positivas sobre las vacunas que se están administrando en todo el mundo. ¿Cuál es la perspectiva para 2021 con respecto a la pandemia?
El próximo año parece muy esperanzador, con datos tempranos muy positivos sobre algunas vacunas. Veremos que con el tiempo se dispondrán de más y más vacunas, que variarán en eficacia y seguridad, por lo que los países que tengan una cartera de vacunas diversificada serán los mejor preparados. Una vacuna de alta eficacia utilizada para la vacunación masiva puede lograr la inmunidad de rebaño y prevenir la transmisión a la comunidad.
- ¿Cómo será posible la vacunación de millardos de personas?
Mediante una combinación de estrategia e inversión programática y logística, así como de inversión en comunicación y promoción de la salud para hacer frente a las dudas sobre la vacuna.
Las cuestiones programáticas y logísticas incluyen la formación de más vacunadores, la organización de clínicas de vacunación y la capacidad extra de atención primaria para entregar las vacunas, la gestión de la cadena de frío para garantizar que se mantengan las condiciones correctas de almacenamiento de las vacunas y otras cuestiones relacionadas con la entrega de las vacunas. El elemento de comunicación giraría en torno a la promoción de la vacunación y también a las preocupaciones de la comunidad. Me preocuparía por los Estados Unidos. ¿Cómo se puede lograr la vacunación masiva en un país que ha politizado medidas de salud pública como las mascarillas y las vacunas, donde las teorías conspirativas son muy frecuentes y la ciencia ha pasado a un segundo plano? Será un gran desafío lograr la vacunación masiva mientras persistan las profundas divisiones en esa sociedad.