Esta es una de las tantas arraigadas tradiciones de la feligresía católica para las fiestas de fin de año, especialmente para Año Nuevo.
Una semana después del nacimiento de Jesús, en Navidad, se acostumbra a vestir a la imagen del Niño Dios con algún atuendo, sea comprado o elaborado por las propias personas del hogar. Antes de ello se mantiene cubierto hasta la Nochebuena.
Vestido para el Niño Dios
La tradición viene desde la época de la Colonia y se realiza a modo de ofrenda, para pedir abrigo en el nuevo año.
Previo a este cambio de atuendo también se acostumbra el rezado de la novena al Niño Dios. Naturalmente, son nueve días de rezos que se acompañan con cánticos alusivos a las fiestas. Se acostumbra que el último día se ofrezca una comida, generalmente son platillos típicos como tamales, ponche de frutas o chocolate.
En el caso de México, esta tradición va de la mano con la Festividad de la Virgen de Candelaria, cada 2 de febrero.
Confeccionan vestidos
Los vestidos se pueden conseguir principalmente en mercados, pues son elaborados a mano y de distintos colores y materiales que van desde la tela o los bordados con lana.
Existen de distintas tallas debido a que hay imágenes de varios tamaños, así como de varios materiales como yeso y madera.
Por sugerencia de los sacerdotes católicos, el vestido ha mutado a un faldón, pero eso no impide que sus creaciones sigan con los colores llamativos o el tradicional blanco con motivos dorados.
En año de Covid-19
Sin embargo, en este 2020 que ha sido marcado por el coronavirus, en algunos países como México la tradición de confeccionar atuendos para estas imágenes ha ido más allá.
Ya no solamente se ofrecen los pequeños vestidos o faldones, pues también estos se acompañan con careta, mascarilla y hasta botes con alcohol en gel para evitar el contagio por Covid-19.
Niños Uribe, es uno de los comercios en el hermano país que ofrece estos productos, quienes indican que se ha hecho para crear conciencia a la feligresía sobre el contagio.