El Ejército de Birmania dio este lunes un golpe de Estado, después de años de poder compartido entre el gobierno civil de Aung San Suu Kyi y los militares, todavía muy poderosos en el país.
En las primeras horas del lunes, el ejército detuvo a Aung San Suu Kyi, nobel de la Paz, y al presidente birmano, Win Myint, declaró el estado de emergencia por un año y colocó a generales en puestos clave.
Los militares llevan varias semanas denunciando fraude electoral en las elecciones legislativas de noviembre del año pasado, ganadas por amplia mayoría por la Liga Nacional para la Democracia (LND), el partido de Aung San Suu Kyi.
El ejército también prometió la celebración de elecciones “pluralistas, libres e igualitarias” cuando termine el estado de emergencia. Durante ese periodo, el actual vicepresidente de Birmania y quien dirigía el poderoso comando militar de Rangún, Myint Swe, será el presidente interino, un cargo principalmente honorífico.
El control “legislativo, administrativo y judicial” recae en Min Aung Hlaing, que ahora concentra casi todos los poderes.
¿Qué dice la Constitución?
La Constitución actual fue redactada en 2008 por la junta, antes de ceder progresivamente el poder a los civiles tres años después.
Concede al ejército el control de tres ministerios importantes: Interior, Defensa y Asuntos Fronterizos, lo que garantiza que la institución siga influyendo en la política birmana.
Por lo tanto se trata de un texto polémico. El politólogo Khin Zaw Win lo califica de “profundamente impopular”.
El gobierno de Aung San Suu Kyi ha intentado enmendarlo desde que ganó las elecciones de 2015, pero sin demasiado éxito.
Por eso los observadores siguen de cerca los recientes comentarios de Min Aung Hlaing sobre su derogación.
El texto también contiene un artículo que prohíbe a los ciudadanos casados con extranjeros convertirse en presidente, lo que, según los analistas, se escribió para impedir que Aung San Suu Kyi, casada con un británico, ocupara el cargo.
La “Dama de Rangún” asume el papel de “consejera de Estado”, un cargo desde el que dirige de facto el gobierno.
El ejército hizo todo lo posible para impedir la llegada al poder de la nobel pero no había previsto este “fallo”, según el politólogo Soe Myint Aung. Los militares están muy descontentos “de haber perdido un control significativo sobre el proceso político”, declaró el experto.
*Con información de AFP