El gerente del Instituto Nacional de Bosques (Inab), Rony Granados Mérida, dio a conocer que, debido a que el volcán Pacaya ha evidenciado un incremento de la actividad en las últimas semanas, el Parque Nacional Volcán de Pacaya y Laguna de Calderas se han mantenido cerrados desde el pasado 8 de febrero.
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Esta medida se toma para evitar que se ponga el riesgo la vida de las personas que visitan estos lugares turísticos, informa el Inab.
“Solicitamos a los turistas y visitantes del Parque Nacional su comprensión ante esta situación y que por su seguridad se abstengan de visitar el área”.
Por otra parte, el Inab indicó que cuando la actividad volcánica no represente un peligro se estará informando a través de los canales de comunicación oficiales y redes sociales sobre la fecha de reapertura del parque.
Volcán en actividad
La semana pasada el volcán Pacaya registró la caída de tefra (material volcánico) en la aldea El Patrocinio y el Rodeo.
El Instituto de Vulcanología informó que se observaba actividad estombroliana fuerte que provoca la expulsión de fragmentos de material volcánico a una altura de hasta 500 metros sobre el cráter de forma continúa y también de forma esporádica.
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¿Cómo viven los vecinos del volcán?
Las noches en el poblado de El Rodeo permanecen iluminadas por una especie de antorcha, a 2 mil 552 metros de altura. Es la lava que expulsa el volcán Pacaya, que luego baja como un río ardiente por sus faldas.
“Uno no se espera lo que el volcán pueda hacer en la noche y uno tal vez pueda estar muy dormido o estar muy cansado, la verdad sí es muy peligroso”, dice Berni Peralta, de 24 años y habitante de El Rodeo, un pueblo al pie del volcán.
El Pacaya humea permanentemente, como fumador compulsivo. De vez en cuando se escuchan explosiones que estremecen las casas de los habitantes de esta aldea. Una tenue lluvia de cenizas cae con frecuencia y cubre calles, autos y las cabezas de los transeúntes.
