En un puesto de control y registro vehicular instalado en el km 181.5 de la ruta departamental Retalhuleu, la Policía Nacional Civil (PNC) encontró en el interior de un autobús tipo pullman a 60 migrantes de Cuba, Haití, Chile y Ecuador.
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Al solicitarles el permiso correspondiente para permanecer en Guatemala, manifestaron no tenerlo, por lo que inmediato se procedió a remitirlos al Instituto Guatemalteco de Migración, detalló la PNC.
“Previo del referido traslado, PNC apoyó a los migrantes dándoles alimentación con el propósito de continuar velando por la vida y el patrimonio de las personas”, explicó en un comunicado la institución policial.
Agregó que el piloto y ayudante del bus fueron puestos a disposición del juzgado local, mientras que la unidad de transporte fue remitida al predio.
Frontera Nicaragua-Honduras
Vasty lleva más de un mes de travesía. Tras recorrer con poco dinero ocho países de América Latina, debe pagar 195 dólares por un salvoconducto y esperar varios días para cruzar entrar en Honduras y seguir soñando con llegar a Estados Unidos.
Como esta mujer haitiana de 35 años, cientos de inmigrantes, compatriotas suyos pero también de Cuba o de naciones tan lejanas como Costa de Marfil, Ghana y Senegal, cruzan la frontera desde Nicaragua por puntos ciegos.
La tranquilidad en Trojes, una localidad hondureña perdida entre las montañas cerca de la frontera, se ha visto alterada por los 400 migrantes que de promedio aparecen cada día.
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“La oficina de migración no estaba preparada para recibir tantos inmigrantes”, dice Kevin Corleto, pastor evangélico del pueblo. Este flujo empezó a crecer desde noviembre.
La travesía real de Vasty Sully comenzó hace cuatro años, cuando dejó su país en crisis rumbo a Brasil. Otros de sus compatriotas optaron por Chile. Allí buscaron trabajo y ahorraron para ir a Estados Unidos.
“Salimos de Brasil para entrar en Bolivia, luego Perú, Ecuador, Colombia. En Colombia caminamos siete días en la selva y el río para llegar a Panamá. De Panamá pagamos un bus y entramos en Costa Rica, y de allí a Nicaragua”, relata.
Cerca de 1 mil 500 migrantes se acumulan en Trojes, según indicaron a la AFP fuentes de la Cruz Roja, en un interminable éxodo hacia Estados Unidos que recorre todo el continente y que coloca presión sobre el presidente Joe Biden, quien ya exhortó a los migrantes ilegales que no vayan.
En Trojes, la vicealcaldesa, Dinora Sandoval, explica que han dispuesto seis albergues. Los que no alcanzan, van a viviendas de vecinos y alojamientos que les cobran entre cuatro y veinte dólares por noche.
Sandoval dijo que gestionan más albergues para que los migrantes aguarden por el trámite de su visa sin mayores costos. Dado el poco personal de migración disponible, la cita para tramitar y pagar el salvoconducto puede tomar semanas.
Además de enfrentar este dilema, Honduras también tiene sus problemas migratorios internos. Periódicamente, desde 2018, cientos de sus ciudadanos organizan caravanas rumbo a Estados Unidos, huyendo de la violencia de pandillas y de la precaria economía del país, una situación aún peor por la pandemia y el reciente paso de dos huracanes.
Tras el visado, atravesarán Honduras. Luego les queda Guatemala, México y, finalmente, Estados Unidos, países que ya adelantaron que no permitirán migración ilegal.
