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La pelota maya, una tradición que rebota de cadera en cadera

“El juego de pelota es parte de la espiritualidad maya y nuestros ancestros lo hacían para resolver conflictos de tierra o de otras cosas y evitar así el derramamiento de sangre”, dice a la AFP el guía espiritual Carlos Zabala.

El sonido de las caracolas alerta al público y once equipos de diversas latitudes de Guatemala danzan en medio del humo del incienso y el sonido de las marimbas.

Es la apertura del torneo de pelota maya. Que empiecen los juegos.

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¿El uniforme? Hombres con pantalones cortos y una faja, el torso descubierto, y el cabello sujetado en una vincha confeccionadas con los multicolores textiles de trazos geométricos centroamericanos.

El único equipo de mujeres, en tanto, luce una camiseta de color blanco adornada con dos líneas que forman una V.

Gracias al juego se evitaron muchas disputas en el pasado, cuenta. Y aunque ahora ya no se usa para los mismos propósitos, Zabala considera necesario rescatar y revivir ese legado, en especial entre los jóvenes indígenas.

Los únicos once equipos del país, entre ellos el de mujeres, se reunieron en dos campos en Xesampual, en el municipio indígena de Santa Lucía Utatlán, unos 150 km al oeste de la capital. Conmemoran el solsticio de verano (boreal).

Tras este torneo, habrá otro en septiembre, clasificatorio para el Campeonato Mesoaméricano, que se disputará entre el 2 y el 5 de diciembre en Yucatán, México, donde se enfrentarán Belice, El Salvador, Guatemala, Honduras, Panamá y el anfitrión.

¿Cómo es el juego de pelota maya?

Antes del caderazo inicial, el guía Zabala hace una oración para pedir al creador la bendición y armonía para que se desarrollen juegos sin incidentes. Allí están los equipos que llegan de Ciudad de Guatemala, Chimaltenango, Sololá, Quetzaltenango y Quiché.

A diferencia del campo de juego que existe en el centro ceremonial Chichen-Itzá de México, una suerte de “Maracaná” para la pelota maya, aquí los guatemaltecos contemporáneos disputan el duelo en una cancha de baloncesto.

Cuatro jugadores por lado, los contendientes deben lograr que la pelota hecha artesanalmente de caucho, de 2 kg de peso, atraviese la línea final del equipo adversario. Ese sería el equivalente a un gol, y vale cuatro puntos.

Eso sí, nada de patearlo. Solo puede ser empujado una vez por lado, usando un golpe de cadera en una especie de ping pong corporal. Si la pelota impacta en otra parte del cuerpo, el equipo pierde puntos.

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Si el balón da bote, los jugadores saltan para lograr desviarlo, y si va al ras, se arrastran. Son dos tiempos de 13 minutos cada uno. Todo bajo la atenta mirada de un árbitro.

Aquí tampoco hay presupuesto para los ancestrales anillos de piedra con tallados de serpientes emplumadas del templo maya en México. Sobre el terreno de juego, amarrados a tres metros de altura, hay dos aros de metal juntos.

Si de un caderazo un equipo consigue que el balón atraviese esos aros, gana el juego de inmediato.

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