En la embocadura de Río Dulce con el lago de Izabal, en el municipio de Livingston del mencionado departamento, se encuentra una fortaleza que despierta en la imaginación de quienes la visitan las más fantásticas historias de barcos, tesoros y piratas: el Castillo de San Felipe de Lara.
El palacio se encuentra a 274 kilómetros de la capital, fue construido en 1651 por la corona española, como un recinto guardián del ingreso y salida del río, con el objetivo de evitar la piratería.
Con el paso de los años, la actividad de la zona disminuyó considerablemente y la vía fluvial perdió mucha de su importancia económica. Ahora el fuerte permanece como un recuerdo de tiempos pasados y atractivo turístico.
Pasadizos estrechos y puertas pequeñas llevan a las y los turistas a conocer el interior del fortín, en la cual destaca la Torre de Bustamante, que fue la primera fabricada.
En lo alto de las paredes del castillo se conservan 19 cañones, 17 de hierro y 2 de bronce. Estos dos últimos fueron colocados en 1760 cuando ya se habían retirado las tropas españolas del territorio.
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Legado colonial
En el lugar también se puede apreciar piezas de artillería originales de aquella época, que fueron rescatadas del agua alrededor o desenterradas dentro y en las afueras de la construcción. Todas fueron restauradas junto con el edificio.
En cercanías del torreón se ha organizado un parque, en cuya entrada jóvenes caribeñas dan la bienvenida a las y los visitantes ofreciéndoles trenzar su cabello.
Las personas pueden movilizarse por frescos senderos peatonales sombreados por palmeras y degustar de un asado en los ranchos de paja, dotados de las parrillas necesarias. También se puede visitar dos tiendas de artesanías características de la región.
La fortaleza, herencia de la Corona ibérica se encuentra a 400 metros de estas localidades.
Actualmente, el parque y la edificación se encuentran en excelentes condiciones.
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Es una atracción importante en Izabal, a la que se puede llegar por tierra o por medio de tours, en lancha. Cuenta con instalaciones en sus alrededores para practicar deportes acuáticos en el río o en una piscina, y para llevar a cabo días de campo. Los turistas reciben material de lectura para conocer la historia completa del Castillo y sus alrededores.
Cerca de ahí se encuentran otros importantes destinos turístico de la región, como la ciudad garífuna de Livingston, ubicada en la desembocadura del Río Dulce, en la Bahía de Amatique.