Venezuela aplicará una tercera dosis anticovid de refuerzo en el primer semestre de 2022, dijo este domingo el presidente Nicolás Maduro, quien aspira a que el 95% de los habitantes estén vacunados al término de 2021.
En “2022 estaremos, ya en el primer semestre, listos para la vacunación de refuerzo (…). Voy a traer las vacunas para el refuerzo a partir de enero”, anunció en una alocución transmitida por la televisora estatal.
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“Estamos estudiando cuál es la mejor vacuna para el refuerzo: la Sputnik, las chinas, la Abdala, la Janssen de Johnson & Johnson, es muy buena, una sola postura”, adelantó Maduro, augurando llegar al 95% de inmunizados “al 31 de diciembre” de este año.
Según el gobernante chavista, ha sido inmunizado el 53,5% de este país con 30 millones de habitantes, sin detallar si han recibido el esquema completo de vacunación.
Hasta la fecha, la Organización Panamericana de la Salud (OPS) calcula en 9,9 millones los venezolanos inmunizados con una primera dosis y en 6,1 millones con dos dosis.
Venezuela emprendió en principio su programa de inmunización contra el covid-19 con la vacuna rusa Sputnik V y la china Sinopharm, de dos dosis.
En julio, el gobierno comenzó a suministrar en Caracas la cubana Abdala, de tres dosis y entonces candidato vacunal, entre críticas del gremio médico.
“Cuarentena radical”
El mandatario anunció, además, la suspensión temporal de un plan bautizado “7+7”, que alterna siete días de “cuarentena radical”, cuando todos los comercios son obligados a cerrar salvo los de sectores priorizados como alimentos o salud, con siete de “flexibilización”, que permiten reactivar las actividades.
El año pasado, Maduro anunció igualmente como “regalo” navideño el relajamiento de los controles en diciembre.
El cumplimiento de la cuarentena, vigente desde el inicio de la pandemia, en marzo de 2020, es difícil en este país, donde tres de cada cuatro venezolanos viven en pobreza extrema, según un estudio académico difundido en septiembre.
El gobierno ha confirmado hasta el momento poco más de 390.000 contagios y unas 4.700 muertes.
No obstante, organizaciones como Human Rights Watch cuestionan los balances oficiales al considerar que existe un elevado subregistro.