La alimentación de mala calidad es uno de los riesgos más graves en los primeros dos años de vida ya que puede generar daños irreversibles. Ahora, Unicef alertó que más niños podrían padecer de esta crisis debido a las secuelas de la pandemia COVID-19 en Guatemala.
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A partir de los seis meses los niños deben empezar a comer porque la leche materna ya no es suficiente, pero usualmente esto no ocurre sino hasta los ocho meses del nacimiento. Ese período de dos meses puede generar obstáculos en su crecimiento, capacidad de desarrollo y aprendizaje.
“Un mensaje a reforzar es que lo que el niño está comiendo hoy le puede afectar para toda la vida. Los niños en el área rural son más vulnerables porque hay más pobreza”, declaró María Claudia Santizo, oficial de nutrición de la organización.
Entre los desafíos se encuentra la barrera del idioma, pero si las personas llegan a tener la información adecuada y oportuna es bastante probable que entren en acción para corregirlo, añadió Santizo.
A nivel mundial la alimentación de los niños ha mejorado poco o nada en la última década, según el último informe que Unicef recién presentó sobre el tema.
“Los niños de corta edad de todo el mundo reciben una alimentación que los predispone al fracaso, ya que los priva de los alimentos que necesitan en el momento más importante de sus vidas”, es el estremecedor mensaje que revela.
¿Una alimentación para el fracaso?
Con esa interrogante la organización investigó y presentó un informe para conocer qué comen los niños de 6 a 23 meses y cómo transformar sistemas para nutrir a los niños pequeños adecuadamente.
Se resalta que los menores de cinco años no están recibiendo una alimentación adecuada, pero los menores de dos son los que corren más riesgo en cuanto a su desarrollo integral.
“Las consecuencias de una mala alimentación en un período inicial repercute el resto de la vida”, advirtió Santizo.
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Impacto de la pandemia COVID-19
También se señala que la pandemia podría acrecentar la inestabilidad o provocar retrasos en los esfuerzos para atender a los niños.
Las pruebas sugieren que millones de familias han tenido dificultades para alimentar a sus hijos con una alimentación nutritiva y diversa debido a los confinamientos, la pérdida de ingresos, añadió Unicef.
Para la organización nunca ha sido tan urgente como ahora la necesidad de priorizar la alimentación de los niños pequeños.
“Dado que la pandemia de COVID-19 sigue exacerbando las dificultades que tienen las familias para alimentar a sus hijos pequeños y amenaza con reducir los presupuestos gubernamentales, es crucial que se tomen todas las medidas posibles para proteger la alimentación de los niños más vulnerables”, es el aviso de la organización.
El informe recuerda que los sistemas de alimentación, salud y protección social estuvieron sometidos a una gran presión o sufrieron interrupciones considerables.
Aunque existen programas, estos se vieron superados por la pandemia ante la reducción de personal sanitario. Los efectos aún no son del todo visibles.
¿Cómo es posible contrarrestarlo?
La representante de Unicef indicó que entre las recomendaciones están:
- Mejorar las prácticas adecuadas en cuanto alimentación nutricional.
- Informar en qué momento tienen que empezar a comer los bebés y durante cuánto tiempo debe recibir lactancia materna.
- Regular los alimentos que no son nutritivos. Establecer normas de etiquetado y regular la publicidad engañosa.
- Alimentos procesados o comida chatarra que de cierta forma se han convertido en parte del patrón alimentario del guatemalteco.
- Incentivar políticas públicas que den respuesta a la falta de acceso de alimentos nutritivos.
- Incentivar la producción de alimentos saludables de tal forma que puedan llegar más a la población.
- Supervisar y mejorar la alimentación en las escuelas.