Entre el llanto y plegarias, la aldea Tzucubal, en el municipio de Nahualá, en Sololá, despidió este sábado al joven migrante, Pascual Melvin Guachiac, de 13 años, el primer repatriado de los 21 guatemaltecos fallecidos dentro de un remolque en San Antonio, Texas, Estados Unidos.
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Miembros de la comunidad y comunidades vecinas se congregaron desde la noche del viernes para iniciar la velación del cuerpo después de ser trasladado desde aeropuerto de la capital, donde fue recibido por familiares y funcionarios de gobierno.
“Hay mucho dolor”, dijo a la AFP Manuel Tepaz, primo de Melvin, al lamentar que el joven haya migrado por las escasas oportunidades en la aldea.
“Aquí no hay trabajo. Muchos niños se van” a Estados Unidos, agregó el hombre cubierto con una chamarra negra. La mayoría emprenden el viaje guiados por traficantes conocidos como “coyotes”, a los que se les llega a pagar hasta unos 14.000 dólares, contó el familiar del menor.
Las autoridades guatemaltecas iniciaron con el adolescente la repatriación de 21 guatemaltecos identificados entre los 53 migrantes que murieron tras ser localizados abandonados el 27 de junio en un camión en la ciudad de San Antonio, estado de Texas, sur de Estados Unidos.
La cancillería de Guatemala había confirmado la semana pasada a 22 guatemaltecos en el grupo de fallecidos, pero el viernes rebajó la cifra a 21 debido a una rectificación que hizo la morgue del condado de Béxar, en Texas.
“Tengo un dolor en el corazón, en el alma. Él tenía un sueño pero lastimosamente no lo cumplió”, añadió Nicolás Tepaz, amigo de la víctima.
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Repatriación de víctimas de tragedia en Texas
Para la noche de este sábado se espera la llegada a Guatemala de los cuerpos de Wilmer Tulul (14), primo de Melvin, y de Jonny Tziquin (17), originarios de Tzucubal. Hasta ahora no se ha establecido la fecha para la repatriación de los otros 18 migrantes.
Los migrantes víctimas de la tragedia sufrieron hipertermia (aumento de la temperatura corporal) y deshidratación aguda al viajar hacinados en un remolque sin ventilación.
Cada año, miles de centroamericanos intentan llegar a Estados Unidos de forma irregular en busca de un empleo, huyendo de la pobreza y violencia de sus países, y una crisis económica agudizada por la pandemia de covid-19.