Los cuerpos de dos jóvenes guatemaltecas que fallecieron atrapadas en un tráiler en San Antonio, Texas, el mes pasado arribaron este martes al país.
Aracely Florenrina Marroquín Coronado de 21 años, y Blanca Elizabeth Ramírez Crisostomo, de 23, eran procedentes de Comitancillo, San Marcos, lugar al que se coordinó su traslado tras su retorno al país. Ambas jóvenes son parte del grupo de 21 migrantes guatemaltecos que murieron en la tragedia.
El hecho causó conmoción entre vecinos de Comitancillo, nuevamente golpeada por un suceso trágico que involucra a migrantes originarios de esa localidad.
Los migrantes sufrieron hipertermia (aumento de la temperatura corporal) y deshidratación aguda al viajar hacinados en un remolque sin ventilación.
La semana pasada, se acusó a cuatro hombres por la operación que dejó 53 migrantes muertos, abandonados dentro del remolque.
Homero Zamorano y Christian Martínez, ambos de Texas, fueron acusados el miércoles por un jurado federal.
En caso de que se les declare culpables, podrían recibir una sentencia a la pena de muerte o cadena perpetua.
En paralelo, se acusó a los mexicanos Juan Claudio D’Luna-Mendez y Juan Francisco D’Luna-Bilbao por tener conexión con los otros dos implicados.
Migración hacia EE. UU. persiste
El acontecimiento en Texas marca una vez más a los países de la región al hacer visible el éxodo de personas que huyen de la pobreza y la desigualdad.
Cada año, miles de centroamericanos intentan llegar a Estados Unidos de forma irregular en busca de un empleo, en una crisis que se agudizó por la pandemia del covid-19.
Las cifras de migrantes interceptados en la frontera sur muestran que el desplazamiento de personas hacia los Estados Unidos persiste.
Los guatemaltecos y hondureños son los grupos más numerosos en ser detenidos en esa zona, según el último informe de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM).