El delicado estado de salud de la reina Isabel II de Inglaterra ha disparado las alarmas en el Reino Unido. Sin embargo, el país está preparado en caso de que fallezca. Hace poco más de cuatro años, ‘The Guardian‘ publicó varios documentos oficiales de carácter secreto en los que se revelaba el proceso que se debería seguir y cómo sería la sucesión de actos, cuyo coste superaría los cien millones de libras.
La operación ‘London Bridge is down‘ (Operación Puente de Londres) se iniciaría en el momento en el que se confirmase la defunción de la monarca. Cuatro palabras con las que el secretario privado de la reina comunicaría la noticia a través de una línea de teléfono reservada a la primera ministra, Liz Truss, y con las que se desataría una respuesta inmediata.
Antes de que la noticia sea comunicada a la población y empezara a difundirse por las redes, el Centro de Respuesta Global del Ministerio de Exteriores británico informaría a los gobernadores generales de las 15 naciones que comparten con el Reino Unido a la monarca como soberana, además de a los gobiernos de los otros 36 países que conforman la Commonwealth.
Operación Puente de Londres
El Gobierno británico decretaría nueve días de luto oficial en el Reino Unido. Durante los ocho primeros, se celebrarían las procesiones ante el féretro (se prevén incluso datos como que más medio millón de personas podrían llegar presentar sus respetos). Y en el noveno, el Big Ben haría sonar su campana con un tono más solemne de lo habitual a las 9:00 horas. Dos horas después, daría comienzo el funeral en la Abadía de Westminster, que sería retransmitido mundialmente. Una vez finalizado el acto religioso, el cadáver de la reina sería trasladado hasta Windsor, donde quedaría enterrado en la cripta real del castillo.
Antes, la notificación sería enviada a la Press Association, la agencia de noticias más antigua de la nación, por otro canal restringido. Los programas harían una pausa poniendo unas cortinillas de un cisne, bailarines o una producción artística y, ya unidos todos los canales de televisión pública a la señal de la BBC 1, darían la noticia en conjunto, con un mecanismo de comunicación previamente ensayado una y mil veces. Las cadenas privadas no tendrían esa obligación.
El funeral de Estado de Isabel II se empezó a diseñar hace casi 20 años. El duque de Norfolk, Edward William Fitzalan-Howard, dirige una comisión de nobles que revisa y actualiza periódicamente los planes de la operación . Aunque la reina no formaba parte del mismo, estaba al tanto de todos los planes para despedirla con los máximos honores.