El rey británico Carlos III agradeció este domingo a los británicos y al mundo su apoyo tras la muerte de su madre, Isabel II, en la víspera de sus funerales, que se anuncian históricos.
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“Nos hemos sentido profundamente conmovidos por los numerosos mensajes de condolencia y apoyo que hemos recibido de este país y de todo el mundo”, expresó Carlos III en un mensaje, recordando la respuesta del público “en Londres, Edimburgo, Hillsborough y Cardiff”, en referencia a las cuatro regiones británicas (Inglaterra, Escocia, Irlanda del Norte y Gales).
El agradecimiento llegó tras un minuto se silencio observado en gran parte del país, y pone fin a una jornada intensa en que el nuevo monarca ofreció una recepción en el palacio de Buckingham a las decenas de mandatarios venidos para el funeral del lunes, como el estadounidense Joe Biden.
A las 20H00, el Reino Unido guardó un minuto de silencio que, en la capilla ardiente instalada en Westminster Hall, se tradujo en una paralización de la cola de británicos que desde el miércoles desfilan ante el féretro de la soberana para rendirle homenaje.
Los británicos aprovechaban las últimas horas para poder presentar sus respetos a la única reina que conocieron hasta su muerte a los 96 años el 8 de septiembre, tras pasar siete décadas en el trono. La capilla ardiente cerrará sus puertas a las 06H30 (05H30 GMT) del lunes.
“Decidí en el último momento unirme a la cola y aquí estamos. Voy a poder verlo, así que estoy muy emocionado”, dijo a la AFP Chris Young, un bombero de 50 años, que prevé “quizás siete horas” de espera para despedir a “una dama realmente especial”.
La trascendencia de la monarca que más tiempo reinó su país, se pone de manifiesto en la lista de asistentes a unas exequias como no se veían en Londres desde la muerte, en 1965, de Winston Churchill, que lideró al país durante la Segunda Guerra Mundial.
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Dirigentes visitan la capilla ardiente
Biden, el presidente de Francia, Emmanuel Macron, el de Brasil, Jair Bolsonaro, los monarcas de España, Suecia, Noruega, Luxemburgo, Mónaco, Bélgica u Holanda, o el emperador japonés Naruhito, asistirán al funeral de Estado en la Abadía de Westminster.
Bolsonaro aprovechó su visita a Londres y dirigió un discurso electoral desde el balcón de la residencia del embajador brasileño, en que se pronunció contra “la liberalización de las drogas”, “legalizar el aborto” y contra “la ideología de género”.
También pasó por la capilla ardiente de la reina, como hicieron Biden y su esposa, y los reyes de España, Felipe VI y Letizia, sin el padre de este, Juan Carlos I, del que está distanciado por un escándalo sobre su fortuna que puso en apuros a la corona española.
Padre e hijo, con sus esposas, sí coincidieron en cambio en la recepción del palacio de Buckingham.
Además, Biden firmó el libro de condolencias oficial, momento en que aprovechó para elogiar a la monarca.
“Ya he explicado que mi madre y mi padre pensaban que todo el mundo (…) merecía ser tratado con dignidad y eso es exactamente lo que ella transmitió”, explicó el presidente estadounidense.
La concentración de tantos mandatarios, y el funeral en general, presentan un desafío de seguridad “mayor que los Juegos Olímpicos de 2012”, dijo a la prensa el subcomisario adjunto de Scotland Yard, Stuart Cundy.
Los funerales del lunes arrancarán con el traslado del féretro de la reina desde la capilla ardiente instalada en el Parlamento británico, en la sala Westminster, a la cercana abadía del mismo nombre.
A las 11H00 (10H00 GMT) empezará el servicio fúnebre oficiado por el deán de Westminster, David Hoyle, y con un sermón de Justin Welby, líder espiritual de la Iglesia Anglicana, de la que el rey de Inglaterra es cabeza desde la ruptura de Enrique VIII con Roma en el siglo XVI.
Tras el servicio, el féretro de Isabel II recorrerá en un afuste tirado por marineros las calles de Londres hasta el arco de Wellington, en Hyde Park Corner, en un cortejo en el que se esperan un millón de personas.
Desde allí saldrá en coche hasta el castillo de Windsor, a unos 30 kilómetros, donde tendrá lugar un nuevo servicio fúnebre, más familiar, y su entierro, ya en privado.
Por un momento “irrepetible”
Se espera que cientos de miles de personas se congreguen en todo el recorrido, y que millones y millones sigan el funeral desde pubs, pantallas en parques y hasta cines que lo retransmitirán.
Ya desde el sábado, 48 horas antes del cortejo, las primeras personas empezaron a apostarse en los diferentes puntos del recorrido.
Como Fiona Ogilvie, de 54 años, que sirvió en la RAF (fuerza aérea), que aguardaba cerca de la abadía.
“Cuando te unes a la RAF prometes lealtad a la reina y es algo que se queda contigo”, explicó a la AFP, ensalzando a Isabel II como alguien que “nunca rehuyó su deber”.
O Carol Chadwick, una enfermera de 64 años, y su marido Tim, plantados en la plaza del Parlamento con sus sillas de camping y armados de sándwiches. “Estamos aquí para presentar nuestros respetos, pero sobre todo porque es un momento histórico irrepetible”.
* Con información de agencia AFP.