Autoridades de Brasil detuvieron a cerca de 1 mil 500 personas tras las insólitas invasiones a los tres Poderes del Estado ocurridas el domingo. Flavio Dino, ministro de Justicia y Seguridad, indicó el lunes, un día después de los incidentes, que se lanzaron investigaciones para hallar a los responsables y a sus eventuales financiadores, y precisó que la mayoría de los detenidos se encontraban en un campamento en Brasilia.
Cientos de policías y militares fueron desplegados en diferentes puntos del país, como Brasilia, Rio y Sao Paulo, para desmantelar estructuras similares, desde donde se exigía una intervención militar que pretendía impedir el regreso de Lula da Silva al poder. El despeje respondió a una orden de un juez de la Corte Suprema para desocupar totalmente “en 24 horas” las acampadas, levantadas frente a cuarteles militares por seguidores del expresidente Jair Bolsonaro.
El domingo, en una ola de incidentes que recordaron a los ocurridos en enero de 2021 en Washington, Estados Unidos, una marea humana irrumpió en los edificios del Congreso, el Tribunal Supremo y el Palacio Presidencial. Muchos manifestantes ondearon banderas brasileñas y portaban camiseta de la ‘Seleção‘, símbolos de los que el bolsonarismo se ha apropiado, pero incluso la Confederación Brasileña de Fútbol repudió con vehemencia el uso de la casaca “en actos antidemocráticos y de vandalismo”.
Lula busca restaurar el orden
En tanto, el presidente Lula da Silva Lula, que en el momento de los hechos estaba en Araraquara, en el estado de Sao Paulo, para observar los desastres causados por inundaciones recientes, cuestionó la respuesta, tardía y poco preparada, de las fuerzas del orden brasileñas, señalando “incompetencia”.
“Hubo, diría yo, incompetencia, mala voluntad o mala fe de las personas que cuidan de la seguridad pública del Distrito Federal”, afirmó entonces. El mandatario decretó una intervención federal que le da poderes especiales a su Gobierno para restaurar el orden en la capital brasileña.
*Con información de AFP