El movimiento islamista palestino Hamás atacó el sábado Israel “por aire, mar y tierra” desde la Franja de Gaza y secuestró soldados y civiles, desencadenando bombardeos de represalia en una escalada bélica que ya dejó más de 400 muertos, 200 de ellos en territorio israelí.
El ejército de Israel indicó por la noche que aún libraba combates en “22 lugares” con “cientos de infiltrados” que penetraron en el país “por aire, mar y tierra”.
El ejército usará “toda su fuerza para destruir las capacidades militares de Hamás”, que gobierna la Franja de Gaza desde 2007, prometió el mandatario, urgiendo a los palestinos a salir del territorio.
El Ministerio de Energía ordenó cortar el suministro de electricidad a Gaza, un paupérrimo enclave de 362 km2 donde viven 2,3 millones de palestinos, sometido desde 2007 a un estricto bloqueo israelí.
La escalada dejó “más de 200 muertos” y 1.000 heridos del lado israelí, según el ejército, que acusó a Hamás de cometer masacres contra los civiles en sus propias casas.
Entre los fallecidos figura el argentino Rodolfo Fabián Skariszewski, que residía en Moshav Ohad, confirmó un vocero de la cancillería argentina a la AFP.
El Ministerio de Salud de Gaza contabilizó al menos 232 muertos y unos 1.700 heridos en el enclave.
Los milicianos palestinos reivindicaron y difundieron imágenes del secuestro de varios israelíes.
El jefe de Hamás, Ismail Haniyeh, proclamó en la televisión Al Aqsa, dirigida por el grupo armado, que vislumbraba una “gran victoria”.
Preocupación internacional por guerra entre Israel y Gaza
Esta guerra, la sexta entre Israel y Gaza en los últimos 15 años, puso en alerta a la comunidad internacional.
El secretario general de la ONU, Antonio Guterres, instó a realizar “esfuerzos diplomáticos” para evitar una extensión del conflicto.
El Consejo de Seguridad de Naciones Unidas se reunirá el domingo para abordar la situación.
La ministra alemana de Relaciones Exteriores, Annalena Baerbock, condenó el “terrorismo” de Hamás y se dijo preocupada por una “escalada” que arrastre a “otros” actores al conflicto.
La ofensiva fue celebrada por dos enemigos de Israel en la región, el movimiento chiita libanés Hezbolá e Irán.
Estados Unidos reafirmó su compromiso “inquebrantable” con Israel. “Jamás dejaremos de respaldarlos”, afirmó el presidente Joe Biden.
Rusia pidió un alto el fuego “inmediato” y Turquía instó a evitar una escalada.
“¡Manden ayuda, por favor!”
La ofensiva se desencadenó hacia las 06H30 (03H30 GMT) con el lanzamiento de miles de cohetes desde la Franja de Gaza.
El brazo armado de Hamás reivindicó el ataque e Israel respondió bombardeando objetivos del movimiento palestino.
En la ciudad de Sederot, a escasos kilómetros del enclave palestino, un periodista de la AFP vio cuerpos de civiles tendidos en la calle.
En Gaza, los bombardeos israelíes destruyeron tres edificios de diez plantas que formaban parte de un conjunto residencial, informaron periodistas de la AFP que vieron desplomarse estas construcciones.
El ejército acusó a Hamás de albergar infraestructura militar en medio de la población. El cuerpo armado aseguró además que había pedido a los residentes “evacuar el lugar” antes de bombardearlo.
También hubo incidentes en Cisjordania ocupada, donde cinco palestinos murieron y 120 resultaron heridos en enfrentamientos con las fuerzas israelíes y grupos de colonos, según el Ministerio de Salud palestino.
“Las puertas del infierno”
Las sirenas sonaron tanto en el sur de Israel como en Jerusalén y la policía pidió a la población permanecer cerca de los refugios antiaéreos.
Compañías aéreas como Iberia, Lufthansa, Transavia, Swiss, Aegean Airlines y Air France anularon sus vuelos de este fin de semana a Tel Aviv, según el tablón de llegadas en línea del aeropuerto internacional Ben Gurión.
El general israelí Rassan Alian, al frente del órgano del Ministerio de Defensa que supervisa las actividades civiles en los Territorios Palestinos, afirmó que Hamás había “abierto las puertas del infierno” y que “pagaría las consecuencias”.
La operación israelí de represalias ha sido llamada “Espadas de hierro”.
Hamás, por su parte, bautizó la operación como ‘Diluvio de Al Aqsa’ y explicó que el movimiento había decidido “poner fin a todos los crímenes de la ocupación [israelí]”.