“El Ejecutivo no presentó una perspectiva estratégica que permitiera ubicar a la reforma fiscal en el corto, mediano y largo plazo”.
En la gestión política el fondo y la forma importan. Estos elementos influyen en la legitimidad, viabilidad y factibilidad de las acciones promovidas por los actores políticos. Lo más contradictorio es que frecuentemente quedan fuera en la planificación de las acciones públicas.
La semana pasada el Ejecutivo presentó una propuesta de reforma fiscal, que entró en un contexto bastante convulso, sin mucho respaldo político, y con una débil viabilidad y factibilidad. La presentación no contempló un enfoque integral. Muchos esperaban que estuviera relacionada con otras acciones, como el presupuesto de ingresos y egresos del 2017. Hasta el momento parecen, la reforma y el presupuesto, dos acciones completamente independientes. Incluso no quedó del todo claro que resultados y metas se desean alcanzar con la reforma.
En términos de gestión política el gobierno falló. La propuesta generó mucho rechazo y una fuerte resistencia de parte de muchos sectores del país, incluso de aquellos que por años han abogado por una reforma fiscal integral. Hay que reconocer que de entrada, este tipo de iniciativas, generan en las sociedades un rechazo casi natural. Nadie quiere pagar más impuestos porque estos afectan los bolsillos.
Para el caso de la reforma fiscal el fondo está relacionado con explicar las prioridades que el gobierno busca, y la forma con la manera en que presentan la propuesta y las acciones que adoptan para lograr respaldo de actores sociales y políticos. Un mal manejo en la forma y el fondo termina siendo contraproducente para una acción tan impopular como una reforma fiscal.
El Ejecutivo no presentó una perspectiva estratégica que permitiera ubicar a la reforma fiscal en el corto, mediano y largo plazo. Y aquí no estoy pensando necesariamente en la discusión técnica del impacto que tendrá en las finanzas públicas y en la economía, que es un análisis necesario para definir los escenarios que nos esperan en el país. Si no, en el impacto directo en nuestras vidas. En los beneficios y los logros que se esperan.
Expresar con un lenguaje y mensaje sencillo, que conecte con la gente, las bondades de la reforma. Identificar las necesidades y determinar una ruta para atenderlas. Por ejemplo: necesitamos cuatro hospitales regionales y con los recursos que se obtendrán de la reforma se podrán construir en cinco años; y sin los recursos (sin la reforma), al gobierno le tomaría veinticinco años. Y estos hospitales atenderán a un número determinado de personas en varios departamentos del país. Estos datos permiten identificar la necesidad y urgencia de los recursos. Es decir, que podamos conocer en que se invertirán los recursos y el impacto que eso tendrá en el desarrollo humano integral. Hacer cotidiana y comprensible la reforma.
Este tipo de acciones contribuyen a generar condiciones para que la reforma, que aparentemente nació sin padrinos y apoyos, vaya ganando espacio en la discusión pública, así como respaldos de actores sociales y políticos. Hasta el momento parece ser una reforma impulsada en solitario desde el Ejecutivo y que está nadando contra corriente.
No olvidemos que la reforma fiscal, además de discutir los ingresos y el destino de los gastos, debe incorporar aspectos relacionados con la calidad del gasto y la transparencia. Esto elementos importantes no solo en términos de la gestión pública, sino también en materia de fiscalización y transparencia, parecen estar ausentes de la propuesta.
La iniciativa necesita apoyo de actores políticos para caminar en el Congreso. Hasta el momento varios diputados y bloques legislativos no ven con buenos ojos la reforma. No extraña el silencio del bloque FCN-Nación, que está bastante alejado del Ejecutivo. Lo peor del caso es que aparentemente no hay operadores políticos que muevan y busquen los acuerdos que necesita la reforma. En pocos días llegará la propuesta del presupuesto para el próximo año y parece que el escenario será igual.
Si el gobierno desea respaldo a las acciones que emprende deberá considerar en su actuar el fondo y la forma. Mejorar la gestión política de sus acciones. ¿Qué opina usted?