“Si tu objetivo es lograr la fidelidad, y forjar relaciones comerciales en el largo plazo con tus clientes, debes convertirte en una empresa de servicio flexible, creando políticas y creando alternativas que beneficien tanto a tu empresa como a tus clientes”.
En el artículo anterior, hablamos de las “políticas anticlientes”, las cuales están enfocadas en beneficiar únicamente a la empresa y no en favorecer la satisfacción de los consumidores.
Todas las empresas tienen políticas y procedimientos, y está más que claro que estas ayudan a las empresas a mantener procesos mapeados y documentados (además de cubrirse las espaldas en caso de que un cliente le salga más listo de lo que se pensaba).
El problema no es que existan estas políticas, el problema es que la empresa se olvida que “sin clientes, no hay empresa”. Henry Ford decía: “No es el empleador quien paga el salario. Los empleadores solo manejan el dinero. Es el cliente quien paga los salarios”.
No olvidemos que el consumidor es el que manda, este consumidor tiene la opción de cotizar y evaluar muchas opciones, y de la misma manera, puede decidir no volver nunca más con el proveedor de servicios.
Una vez que el proveedor valida que tiene la espalda cubierta, puede irse olvidando de la papelería y de la burocracia. El servicio rígido y burocrático está quedando en el pasado. Con tanto competidor y tanto dinamismo comercial, no queda otra que estar cien por cien enfocado en el servicio y de estar constantemente creando nuevas estrategias para captar y fidelizar clientes. Hoy la consigna es: “El mejor servicio es el que se adapta a las cambiantes necesidades de sus clientes”.
Para poder lograr un servicio flexible, debemos estar pendientes de cada una de las necesidades de nuestro consumidor, y vivir todo el santo día pensando: ¿Qué puedo hacer para mejorar la experiencia de servicio?
Las empresas que viven enfocadas en exceder las expectativas son las que están constantemente creando nuevos servicios y nuevas plataformas que brinden nuevas y mejores soluciones.
Veamos como ejemplo dos bancos. El banco burocrático exige que el cliente vaya a la agencia hasta por una simple gestión, lo hacen dejar su trabajo, meterse al tráfico y perder más de dos horas, por pura entretención. Mientras que el banco flexible va a su cliente, crea aplicaciones para celular que dejan todas las gestiones al alcance de la mano. ¿Qué banco elegirías? Está más que claro, ¿no?
Adicionalmente, el enfoque en un servicio flexible te ayuda a diferenciarte de tu competencia, llegando a ofrecer soluciones que nadie ha ofrecido. Simplemente respondiendo a esta pregunta: ¿Cómo puedo hacerle la vida más fácil a mis clientes? Este simple ejercicio te da la ventaja competitiva que tu empresa necesita para diferenciarse de la competencia.
Si tu objetivo es lograr la fidelidad, y forjar relaciones comerciales en el largo plazo con tus clientes, debes convertirte en una empresa de servicio flexible, creando políticas y creando alternativas que beneficien tanto a tu empresa como a tus clientes.
Las políticas anticlientes te ayudan, pero a perder clientes. Las políticas flexibles te ayudan a crear clientes para toda la vida.
Flexibilidad
“Para poder lograr un servicio flexible, debemos estar pendientes de cada una de las necesidades de nuestro consumidor, y vivir todo el santo día pensando, ¿Qué puedo hacer para mejorar la experiencia de servicio?”