Opinión

¿En qué se identifica usted con Donald Trump?

¿Cuánto quisiera parecerse con el nuevo presidente de los Estados Unidos? ¿Le gusta su estilo prepotente y arrogante? ¿Se decanta por su manera nada sutil de infundir terror para negociar? ¿Qué opina de la patanería que le hizo al mandatario Enrique Peña Nieto? ¿Ve elegante que lo haya intimidado por Twitter, diciéndole que si no estaba dispuesto a que México pagara por su cruel y fantasioso muro, no tenía sentido reunirse? Hablando de eso, ¿es usted de los que abogan por muros y no por puentes? ¿Ha oído alguna vez eso de que el poder corrompe, y que el poder absoluto corrompe absolutamente? ¿Tomaría en serio a un líder que se comporta cual caprichoso púber? ¿Le brinda alguna certeza que un ser con tanta inmadurez emocional sea el mandamás de la gran potencia del planeta? ¿Le seduce acaso que durante la campaña haya dicho que paga menos impuestos de los que debe, porque es “listo”? ¿Aspira usted a ser un “ganador” como él? ¿Se sentiría tranquilo con su conciencia valiéndose del odio para encender a un público ávido de venganza, que no anda viendo ni analizando quién se las debe, sino quién se las paga? ¿No le causa rechazo e indignación que apele a la supremacía blanca para afirmar que Estados Unidos. Gracias a eso, será grande otra vez? ¿Le fascina su “don de gentes” para referirse a quienes son diferentes, pobres o débiles? Si usted integra el sector femenino: ¿le atraería un tipo que atropella y descalifica sin recato a sus rivales políticas o a aquellas que osan criticarlo, y que ni siquiera se abochorna de que lo sorprendan expresándose con un desdén vulgar acerca de una mujer? Si usted es miembro del sector masculino: ¿aprobaría que un hombre tratara “a lo Trump” a su hija, a su hermana o a su mamá? ¿Considera que el manejo del ego que “distingue” al jefe de la Casa Blanca es sano y edificante? ¿Se ve tan megalómano como él?

¿No le inquietaría que lo compararan con Hitler, a pesar de que haya muchos que sostengan que es una exageración esgrimir semejante aserto? ¿Será realmente muy desproporcionado hacerlo? ¿Podría usted dormir tranquilo sabiendo que ha sembrado un odio irracional entre seres humanos, para su estricta y egoísta conveniencia? ¿Procedería acaso a desacreditar a todos los que opinen de forma contraria a sus argumentos y a tildar de deshonestos a quienes se animaran a incurrir en tan “siniestro atrevimiento”? ¿Culparía a cualquiera de sus desatinos y tendería a defender sus falacias con medias verdades y medias mentiras? ¿Se vería satisfecho al espejo si lo admirara el Ku Klux Klan? ¿Cuán orgulloso se sentiría de sí mismo de saberse el icono del racismo y de la xenofobia? ¿Haría alarde de su antipatía y de su agresividad? ¿Sería usted capaz de sugerir (o de proclamar) que los musulmanes son todos terroristas y que los hispanos son (casi) todos ladrones? ¿Ha meditado que los nacionalismos suelen empezar, como escribió Timothy Garton Ash, con grandes esperanzas pero que terminan en lágrimas? ¿Se sentiría satisfecho de poner en jaque al mundo porque qué bonito es jugar a que lo puedo todo y nadie me dice “no”?

¿Le convoca la idea de ser temido y odiado, en vez de ecuánime y respetado? ¿Se dejaría crecer el fleco como lo hace él? Ya en serio: ¿le gustaría ser un millonario ególatra y vanidoso que se comporta como un cafre con tanta frecuencia? Insisto: ¿qué le encanta tanto del nuevo presidente de los Estados Unidos? ¿En qué se identifica usted con Donald Trump?

Publicidad

* Publinews es ajeno a las opiniones vertidas en este espacio.

 

Lo Último