Un buen maestro determina la calidad educativa. Si deseamos mejorar la educación y el aprendizaje de los niños y los jóvenes debemos concentrar los recursos en lograr capacitación constante a los docentes. La formación inicial de nivel preprimario y primario estuvo durante muchos años a cargo de las escuelas normales –instituciones educativas que formaban maestros–. Ser maestro representaba una carrera, razón por la que era atractivo para un joven. A principios de este siglo llegamos a tener más de 350 escuelas normales (77 con la modalidad de educación bilingüe), que graduaban alrededor de 15 mil maestros anuales. El desafío era que habíamos alcanzado la cobertura universal en la primaria y ya no eran necesarios tantos maestros. Adicionalmente, los estudiantes que se estaban graduando no tenían un nivel académico alto y muchos estudiaban para maestros, aunque no tuvieran la vocación ni las competencias.
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Siguiendo las demandas de los acuerdos de paz, buscando que los jóvenes que estudiaran la secundaria tuvieran más posibilidades de tener un trabajo y que los futuros docentes lograran una mejor formación, se presentaron tres propuestas en 2004: 1) Dejar las escuelas normales. 2) Diseñar un nuevo contenido para las escuelas y aumentar el número de años para graduarse. c) Elevar la formación a nivel universitario.
En 2006, se acordó con los técnicos transformar las escuelas normales optando por la segunda propuesta. Fue brutal la oposición, en especial de diputados, sindicatos, estudiantes y colegios privados. Luego de una serie de incidentes, amenazas de interpelación, denuncias penales y toma de edificios, la reforma se hizo y se acordó que para graduarse los establecimientos debieran incrementar un año (de 3 a 4 años) o aumentar el número de horas durante los tres años, pero siempre abordando el nuevo contenido. En 2007, se inició su implementación y con un equipo del Ministerio de Educación y académicos de Flacso se capacitó y se le dio seguimiento a todo el personal de las escuelas normales estatales del país.
Lamentablemente, en 2008 un viceministro, sin la autorización de la ministra, derogó el acuerdo. El viceministro fue despedido; sin embargo, no se tuvo el coraje de emitir un nuevo instrumento para revertir el error, por lo que se creó un limbo al respecto. Se montaron mesas de trabajo donde se discutió el tema, las que determinaron que debiera de elevarse a nivel superior la formación del maestro.
A partir de 2012, se retomó de nuevo el tema. Bajo el lema de reforma educativa, se inició una jornada de discusión para elevar la carrera del docente a nivel universitario. Con valentía, se llevó a cabo un proceso transformando normal por normal, creando otras carreras, como el bachillerato con orientación en educación. Hubo resistencia; sin embargo, los sindicatos aceptaron la propuesta a cambio de un jugoso pacto colectivo; la ministra estuvo dos años interpelada, hubo impugnaciones, pero el proceso siguió.
Hace unos días, una escuela normal bilingüe intercultural de Quiché obtuvo un fallo favorable de la Corte de Constitucionalidad (CC) con el que evitaron el cierre de la formación de maestros bilingües a nivel escolar. La CC no objetó la nueva modalidad de educación superior, pero estableció que no hubo un instrumento legal idóneo que respaldara la disposición del Ministerio de Educación, por lo que determinó que esta normativa no debía acatarse, el proceso debía regresar a su estado original, o sea que la carrera docente se continuaría impartiendo a nivel diversificado en esta escuela y no a nivel universitario.
Ahora toca a esta administración publicar un acuerdo ministerial al respecto. A pesar de ello, es una gran oportunidad para evaluar a más de los 800 jóvenes que están estudiando ya en la universidad. Además, el Ministerio de Educación debería ser muy estricto con su sistema de reclutamiento. El año pasado se contrató a docentes sin tomar en cuenta su rendimiento académico, ni su nivel educativo. Deben crearse los sistemas para que los mejores docentes sean contratados por el bien de los alumnos. ¿Qué opina del nivel educativo de los maestros? ¿Está de acuerdo que estudien en la universidad? ¿Cómo generar un sistema que premie al buen maestro?