Posiblemente el evento más importante de impacto para Centroamérica fue celebrado la semana pasada en Miami, Florida, donde se reunieron los tres presidentes del Triángulo Norte, el vicepresidente de Estados Unidos y sus equipos de trabajo, con la presencia de empresarios.
Me hizo recordar los años 80, cuando la región centroamericana era importante para Estados Unidos, ya que nos había convertido en un peligro para el continente por el éxito que Cuba y la Unión Soviética habían tenido en apoyar las guerrillas e intervenir países para su beneficio.
Murieron muchas personas. Le supieron llegar al corazón a miles de jóvenes, vendiendo la revolución marxista como la solución a las desigualdades y pobreza de nuestros países. Al final, 40 años más tarde, requerimos hacer un análisis. Nicaragua pasó de una dictadura sandinista a la democracia y luego se convirtió en una monarquía. El Salvador tuvo una etapa de transición con la firma de la paz y, luego de varios años del partido Arena en el Gobierno, quedó en manos del partido FMLN, de exguerrilleros. Honduras, a pesar de que no tuvo guerra interna, sufrió lo mismo que los países vecinos. Guatemala, el Ejército logró mayor control, se firmaron los acuerdos de paz, pero aún no logramos ni el desarrollo ni la estabilidad política añorada.
Los años 90 fueron de grandes cambios en la región. Luego de la caída del muro de Berlín, se pensó que no había duda del sistema económico que teníamos que adoptar. Se abrieron las economías, se mejoraron los servicios de infraestructura con la participación del sector privado y se invirtieron recursos en servicios sociales de salud y educación. Los cuatro países, Guatemala, El Salvador, Honduras y Nicaragua, deseaban aprender del éxito de Costa Rica por su democracia y desarrollo sostenible e iban en buen camino estableciendo nuevos sistemas e innovando.
Pero no se dimensionó la importancia de fortalecer la seguridad y la justicia para lograr seguridad ciudadana, certeza jurídica y rendición de cuentas de nuestros gobernantes. Tampoco se visualizó el problema de la droga. Claro que Colombia sufría, pero nunca nos imaginamos que seríamos las mayores víctimas del tráfico de cocaína del sur hacia el norte.
Luego el Socialismo del Siglo XXI se hizo presente en varios países de Latinoamérica y Nicaragua adoptó este sistema. “Deseábamos salir de los Somoza pero ahora tenemos a los Ortega, que son aún peor”, me comentaba recientemente un experto nicaragüense. “Somos puente de un montón de negocios ilícitos”, expresaba, “la droga se cosecha en el norte de Colombia que colinda con el sur de Venezuela, misma que se embarca y se envía en su mayoría hacia Estados Unidos. Las rutas inicialmente eran en el Caribe, pero luego de poner controles, la droga pasa por Nicaragua, luego por San Pedro Sula –Honduras– y Guatemala, contaminando el territorio del Triángulo Norte, Belice y México hasta llegar a Estados Unidos y Canadá”, dijo el experto.
El narcotráfico es una maldición para el desarrollo. Ha corrompido instituciones, comprado voluntades y cobrado muchas vidas. Hasta tenemos una exvicepresidenta involucrada. No logramos atraer inversiones ni generar oportunidades. Muchos jóvenes no tienen incentivos de estudiar ni de trabajar, porque la tienen fácil. De hecho expulsamos a los menores de edad a que arriesgaran su vida en la frontera y las remesas son un producto importante para el país.
Ahora que escuchamos los discursos de los miembros del gobierno de los Estados Unidos y de los gobernantes de Centroamérica nos preguntamos: ¿Qué haremos distinto para mejorar? Todos concordamos con educar, generar empleo y soñar con la prosperidad, pero ¿sin seguridad?
Si Cuba, Venezuela y otros países continúan operando clandestinamente y el tráfico de drogas sigue en nuestras comunidades, muy poco se podrá hacer. Esperamos que la estrategia tenga un alto contenido de combate al narcotráfico desde su origen. ¡Ya no más promesas vacías!
Los venezolanos están en una crisis severa y Colombia firmó la paz, por lo que se espera un cambio radical en la política de Estados Unidos. Imperante sanear la región. Con solo donaciones y cumbres no habrá prosperidad. Necesitamos más acciones. ¿Qué se necesita para desarrollar Guatemala? ¿Qué hacer con el narcotráfico? ¿Cómo logramos cambiar nuestro destino?