Uno de los factores que incide significativamente en el desarrollo de las personas es la educación que reciben. Es decir, existe una relación directa entre mejor calidad de educación y mayores posibilidades para acceder a empleos y oportunidades para mejorar las condiciones de vida.
Por ello, resulta impostergable que sembremos, en el jardín de la educación, semillas de calidad educativa que nos permitan en el futuro cosechar mejores maestros y por ende una mejor educación. Una semilla que está empezando a germinar, con sus retos y desafíos, es la formación inicial docente a nivel universitario. Cuidemos esa semilla, abonemos la tierra y reguemos el agua necesaria para cosechar maestros de calidad.
Lo lamentable es que algunas acciones que se están impulsando no quieren que esa semilla gemine, condenando al país a tener malos docentes, una baja calidad educativa, que al final de día limita las oportunidades de todos los guatemaltecos, que se merecen una educación de calidad. No perdamos el norte y echemos todo por la borda.
Al contrario, es necesario dar continuidad y fortalecer la implementación de la formación inicial docente con ampliar los programas de becas, dar un acompañamiento permanente a los formadores de formadores y garantizar condiciones óptimas para que los centros de formación funcionen plenamente. Y no estar pensando en dar marcha atrás al proceso.
El maestro es una pieza fundamental en la enseñanza. Si el sistema educativo tiene docentes mal formados, no esperemos que los estudiantes salgan bien preparados y con las suficientes competencias para enfrentar los desafíos del mundo laboral y de la vida. Por el contrario, si le apostamos a formar docentes que tengan la capacidad de dirigir, facilitar y orientar el aprendizaje, el resultado será personas con más y mejores oportunidades para crecer y desarrollarse plenamente.
La formación inicial docente a nivel universitario superior permite que contemos con docentes con más madurez para la conducción y formación de los estudiantes, cómo aquellos futuros ciudadanos capaces de insertarse en el mundo, ejerciendo sus derechos y valores, como líderes responsables de la conducción del país. Es pensar en un futuro más promisorio que la realidad que estamos viviendo. Una mejor Guatemala.
Por otro lado, la formación inicial docente permite contar con profesores bien preparados, responsables, actualizados y conocedores de los diferentes avances de la ciencia y tecnología, con la suficiente capacidad para responder a las necesidades y el contexto actual, en las áreas de matemática, comunicación y lenguaje.
No olvidemos que en el centro de estos esfuerzos están los niños y las niñas, que en medio de sonrisas y sueños, están esperando a docentes con las más altas competencias, para que les brinden una educación de calidad. Los niños y jóvenes formados en esas condiciones tienen mejores oportunidades para insertarse en el mundo laboral y alcanzar una vida productiva, digna y más humana.
¡Más y mejor educación, se puede, se debe! y ¡Mejores maestros, mejor educación! ¿Qué opina usted?