Opinión

El diálogo es la esperanza en la crisis

Se afirma constantemente que en Guatemala vivimos en una eterna crisis. La afirmación, bastante pesimista y desesperanzadora, se fortalece con sucesos políticos como los que vivimos esta semana, luego de la decisión que tomó el presidente Jimmy Morales la declarar non grato al Comisionado Iván Velásquez de la Comisión Internacional Contra la Impunidad en Guatemala (CICIG).

El video que circuló el domingo en la mañana sorprendió al país entero y provocó la crisis política más importante que ha enfrentado este gobierno. No quiero describir o analizar las razones que expuso el presidente para justificar la decisión que tomó. Mucho se ha escrito y discutido sobre ello en conversaciones, reuniones, programas de análisis y columnas de opinión.

Más allá de la crisis que enfrentó el gobierno, las dudas que asaltan y quedan en el ambiente, frente a la incertidumbre y poca claridad en la conducción política, es hacia dónde vamos. Este sentimiento de desolación y desesperanza caracteriza el estado de ánimo de muchos actores, que no ven en el horizonte salidas y soluciones a los problemas.

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Sin duda, nos han tocado tiempos interesantes que podemos aprovechar como oportunidad para encontrar esas salidas y soluciones. Vivimos un punto de inflexión, o un punto de quiebre, en donde podemos continuar y profundizar las acciones para cambiar el país, detener, o el peor de los casos, retroceder lo que hemos avanzado.

En medio de la convulsión política y la polarización que se ha manifestado en los últimos días, el país necesita un espacio de encuentro y diálogo, genuino, representativo y democrático, para encontrar salidas a los problemas que enfrentamos. Una excelente excusa para sentarnos en la mesa es la lucha contra la impunidad y corrupción. Eso podría ser el un punto de partida para consolidar procesos de diálogo que permitirán posteriormente derivar en acciones para abordar problemas estructurales. 

Por ello, veo con buenos ojos la instancia ciudadana de diálogo y concertación que instalará el Procurador de los Derechos Humanos –PDH– y la Procuraduría General de la Nación –PGN–, con el objetivo de invitar a actores representativos de la sociedad para establecer una agenda mínima de reformas legales e institucionales que fortalezca la lucha contra la impunidad y corrupción.

Que no gane la desolación. No hay que perder la esperanza por construir un futuro mejor y distinto, al que en estos momentos se dibuja en el horizonte. Se vale soñar. No dejemos que Guatemala se termine de derrumbar. Apostemos por el diálogo y la búsqueda de acuerdos mínimos que dinamicen, por un lado la confianza entre los actores, y por otro, traigan esperanza.

Este nuevo esfuerzo debe considerar lecciones aprendidas de anteriores experiencias de diálogo. Algunas han sido provechosas y otras no. La idea es construir un espacio genuino, auténtico y fructífero. Y evitar los diálogos sin norte y objetivo, que solo son utilizados para entretener a los actores.

No perdamos la oportunidad para buscar acuerdos mínimos sobre acciones a impulsar para fortalecer la lucha contra la corrupción y la impunidad, y luego que este mismo esfuerzo se constituya en una plataforma de mediano plazo para discutir y buscar soluciones a otros problemas en el país. El diálogo es la esperanza en la crisis. ¿Qué opina usted?

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