Opinión

Construir desde los sueños compartidos

Guatemala está viviendo una etapa histórica que puede determinar el rumbo político de los próximos 20 a 30 años. En el ambiente se perciben aires frescos y renovadores de cambio. Sin embargo, para que estos aires dominen el espectro político y se concreten no bastan los sueños y las buenas intenciones, sino que, en gran medida, se necesita que los ciudadanos nos involucremos y recuperemos los espacios de participación política. Sí, eso que usted está pensando. No estoy loco ni estoy proponiendo ideas descabelladas.

La democracia necesita que ciudadanos con nuevas prácticas y valores políticos tomen la decisión de formar parte de procesos y movimientos políticos que trabajen para transformar la realidad que vivimos en el país. Necesitamos pasar de la queja a la protesta, la organización y participación política. No solo en partidos políticos, sino en todos los espacios de participación política.

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¿No le indignó el video del alcalde de Patulul, en donde de manera descarada abusa y pisotea la dignidad de un joven? Triste ver que la clase política utilice los recursos para este tipo de actos. El hecho es indignante, condenable y repudiable, pero más indignante resultó ser la indiferencia que muchos expresaron. Y así muchas injusticias se cometen frente a nuestras narices y no hacemos nada. Simplemente nos damos la vuelta e ignoramos lo que está sucediendo. Siempre y cuando no nos afecte, por supuesto.

Por ello llegó el momento político para consolidar la democracia y eso solamente se puede lograr si los ciudadanos toman la decisión de animarse y meterse a participar políticamente. Es difícil, pero es la única vía. La democracia necesita demócratas dispuestos a colocar los ladrillos y construir. No hay otra salida.

Hasta el cansancio hemos hablado de renovar liderazgos políticos y que esto permita construir un puente para transitar de un ejercicio clientelar y patrimonialista, que se aceita con la corrupción, a una práctica política apegada a valores, principios, procesos, instituciones y programas políticos.

El momento político que estamos viviendo es clave. La crisis profunda de representación y legitimidad del sistema se resuelve en la arena política: Organizando y participando políticamente. La idea parece descabellada en un contexto en donde la política es mal vista y los prejuicios que están alrededor de ella terminan pesando para que la indiferencia y el desinterés sea el que domine e influya en todos los actores.

La desesperanza, angustia, miedo y apatía están presentes en muchos espacios, terminan siendo las justificaciones que se presentan para decir: “yo no me meto a la política”, “eso es para gente shuca”, “nada va a cambiar”, entre otras excusas para no involucrase en los “asuntos públicos”. Esa indiferencia es uno de los principales aspectos que abre la oportunidad para que personas con el único deseo de llegar al poder para beneficiarse de él sean las que terminen ocupando los espacios políticos.

Perdamos el miedo a equivocarnos. Atrevámonos a soñar y trabajar por una Guatemala distinta, más justa, solidaria y humana. ¿En qué momento dejamos de vivir y nos dedicamos a la sobrevivencia? ¿Quiere un país con un sistema educativo de calidad, caminar libre y sin preocupaciones en la calle, un sistema de salud con capacidad para atender las necesidades de la población, una economía próspera que brinde oportunidades de empleo con salarios dignos, un sistema de protección social, un sistema de transporte público eficiente y seguro, entre otros aspectos?  ¿Se quedará de brazos cruzados? ¿Una vez más ganará la indiferencia?

Hay esperanza. Me resisto a pensar que estamos condenados al fracaso. Sueño con una Guatemala distinta. Ilusiona ver a 41 niñas caminar 41 kilómetros para exigir justicia por las 41 menores que murieron hace un año en el Hogar Seguro. Ilusiona ver movimientos de personas y organizaciones sociales, empresariales y de distinta índole agrupadas en actividades, como el III Encuentro Ciudadano, que respaldan la lucha contra la corrupción y abren el espacio para soñar en un país distinto. El desafío está en construir y articular a partir de los sueños compartidos. ¿Construimos país? ¿Se apuntan? 

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