Recién hace una semana los guatemaltecos nos congratulábamos del resultado de la consulta popular. A pesar de algunas dificultades como poca divulgación del tema, difícil acceso a la información de dónde votar y que en algunos lugares llovió, más de una cuarta parte de guatemaltecos nos hicimos presentes en las urnas y abrumadoramente (95.88%) dijimos “sí” a que cualquier reclamo legal de Guatemala en contra de Belice sobre territorios continentales e insulares, y cualesquiera áreas marítimas correspondientes a dichos territorios sea sometido a la Corte Internacional de Justicia para su resolución definitiva. Superamos la participación de las consultas populares anteriores (15.88% en 1994 y 18.55% en el año 1999).
“¿Sabrá la gente el trabajo que lleva lograr que una papeleta llegue hasta el atril?”, decía un compañero de la Junta Electoral del Distrito Central, cuando hacíamos una evaluación, compartíamos los momentos más interesantes y dábamos propuestas para mejorar la logística.
De nuevo se puso a prueba el sistema de votaciones en Guatemala, y aunque tan solo era una papeleta, es la oportunidad para sugerir varios cambios e innovaciones, especialmente con procesos y con la utilización de la tecnología. Sigue siendo fundamental la participación de las Juntas Receptoras de Votos (19,578) y sus miembros, coordinadores y delegados de centros que en total suman más de 98 mil personas. La voluntad popular debe ser resguardada, por ello es indispensable que los integrantes de las juntas estén capacitados y conozcan la ley.
Los sistemas de información al servicio del ciudadano deben funcionar y estar a prueba de saturación. Una página web fortalecida, una aplicación que funcione, un call center con suficientes estaciones para atender múltiples llamadas a la vez y además kioskos de información en los distintos centros comerciales y de votación promueven que más personas voten. Fue bonito ver en las escuelas en las que se realizaron actividades para que los alumnos conocieran del tema. Sin embargo, en los centros que visité pude apreciar más gente mayor votando que jóvenes. Será de esperar el análisis del Tribunal Supremo Electoral (TSE), pero percibí que pocos jóvenes votaron.
Hay que modernizar procesos y el diseño de las actas. Difícil codificarla y por medio de un escáner descifrar los datos y transmitir la información más rápido. En el municipio de Guatemala se probó una nueva aplicación para intentar hacer la lectura y cálculo de las papeletas por medio de un teléfono inteligente. Definitivamente se tendrá que cambiar el acta desde la estructura hasta el tipo de la tinta si deseamos aprovechar la tecnología. También se sugiere que, en las mesas electorales antes de pasar los resultados a las actas, los miembros de las mesas hagan sus cálculos en otras hojas, ya que se encontraron varias con tachones y algunos difíciles de comprender.
En general en los centros de votación (2,782) no se presentaron mayores problemas. El TSE cumplió con las juntas electorales de trasladar los recursos y el mobiliario estaba adecuado. Sorprendió la forma en que estaba organizado el padrón, por lo que se recomienda revisar y actualizar el mismo con el fin de buscar los centros de votación más cercanos a las personas.
Posiblemente, el mayor desafío fue la transmisión de datos de los resultados de la consulta. Por ejemplo, en las últimas elecciones las juntas electorales del departamento de Guatemala estuvieron a cargo de esta actividad; sin embargo, en esta ocasión el TSE decidió realizarlo. Lamentablemente hubo centros que no contaron con digitadores ni equipos, a pesar de haberse comprometido. Se sugiere que de nuevo las juntas manejen esta actividad. Debe contarse con protocolos claros de instrucciones y procesos entre las juntas electorales y el TSE.
Indudablemente la consulta popular fue una gran experiencia para la democracia y para el país. Un mensaje claro a nuestro vecino y al mundo que queremos resolver nuestras diferencias con Belice, que datan de más de dos siglos, en paz. ¡Felicitaciones, Guatemala!