El presidente, Jimmy Morales, publicó ayer un video en su cuenta de Facebook. En este se ven imágenes captadas por las cámaras de seguridad instaladas en el Callejón Manchén, que muestran cómo personal del Ministerio Público y de la CICIG ingresa a la sede de la SAAS, supuestamente en una actitud prepotente y de atropello. Era un “as bajo la manga” que se estaba guardando. Por lo menos eso sugirieron las declaraciones del portavoz presidencial, que mencionó asimismo que la vía diplomática se había agotado. Es el turno ahora de los entes investigadores de aclarar lo que ahí se ve y de explicar sus acciones. Si disponen del descargo, tendrán que hacerlo. Porque solo con ver esta versión resulta imposible determinar si en el allanamiento se quebrantó la ley y si se puso en riesgo la vida de alguien. Por ello, espero que tanto el MP como la Comisión presenten sus planteamientos al respecto, para así cotejar y decidir cuál de las partes en contienda tiene la razón. Lo correcto sería que lo hicieran sin desviar la atención con un distractor. Con datos y con evidencias, no con “efectos especiales”.
Asimismo, esperaría que el mandatario saque a luz pruebas creíbles de que jamás recibió el financiamiento de campaña no declarado al Tribunal Supremo Electoral que le achacan los entes investigadores. Solo así podría sostener lo dicho en su discurso durante el homenaje al soldado caído del pasado viernes. Mal se vería que siga intentando responder con señalamientos -como el del video- en vez de poner sobre la mesa argumentos de peso.
De cualquier modo, la guerra está declarada. Y podemos esperar casi cualquier infamia de ahora en adelante. El pulso tendrá que ganarlo alguno de los dos bandos. Aquí no valen los empates. Sobre todo ahora que la ruta parece trazada.
La confesión de los empresarios es la que en este momento pone en más aprietos al presidente. Es la palabra de ellos contra la suya. Estamos hablando de un aporte de Q8 millones que, en los registros del TSE, apenas alcanzó la suma de Q103 mil. Mucho dinero como para que nadie se haya percatado de que ingresó por alguna parte. Por más desordenadas que estuvieran las finanzas de FCN-Nación, alguien tuvo que haber notado la densidad de esos recursos. Dar financiamiento a un partido no es pecado.
El problema empieza cuando, por más buena que sea la intención, se incurre en triangulaciones para no hacerlo de manera transparente. Cuesta creer que el entonces candidato y secretario general de la agrupación política no haya sabido de esas donaciones. Además, según la investigación, los datos provistos por las colaboradoras eficaces están respaldados por documentos y correos electrónicos. Y eso ya es decir.
Con todo y las críticas que han recibido, veo valiente que estos empresarios hayan admitido su error y que, además, le hayan pedido perdón al país. Igual tendrán que enfrentar proceso. Y en ese contexto, no puede sino ser una buena noticia que el “mea culpa” empiece en serio en Guatemala. Mientras más se animen a dar el paso, más pronto podremos estabilizar la situación. Haber asumido responsabilidades, aunque haya sido sin suficiente convicción, les ha significado duras críticas de parte de quienes suelen ser anti sector privado, como también de muchos de los conservadores que combaten la lucha contra la corrupción, que no les perdonan lo que ven como una debilidad que daña su causa. Pero dar la cara siempre limpia por dentro. Y permite seguir adelante. Les toca ahora respaldar el proceso del MP y de la CICIG de manera categórica y sin ambages. Lo cual trae consigo no tolerar más este sistema de abusos que ha sido la triste norma en nuestro medio. Un ejemplo: el cinismo del ministro de Ambiente y su onerosa vuelta en helicóptero. ¿Alguien entiende cómo el mandatorio no lo ha destituido aún?
No descarto que en las próximas semanas se revelen más financiamientos electorales no declarados en favor de Jimmy Morales. Sin embargo, si tal cosa no sucede, con lo que tiene ya encima el jefe del Ejecutivo basta como para alterarle el sueño por las noches. Insisto: En una campaña austera, Q8 millones no pueden pasar inadvertidos, salvo que alguien lo haya engañado a lo grande adentro de FCN-Nación.
No es con “contraataques” como puede salvarse el presidente. En realidad, solo puede lograrlo si evita la debacle. Si detiene las bajezas contra sus opositores. Si impide que esta polarización magnificada derive en violencia.
El choque de trenes ya empezó. El futuro del país depende de que los escombros que queden después de la aparatosa colisión nos permitan construir un futuro inspirado en la decencia. Vivimos la crisis más peligrosa de toda la era democrática. Es esencial tener fe, pero también un plan B. Por cierto, rezar tampoco está de más.