El proceso de cancelación del partido oficial ha puesto sobre el escenario político-partidario elementos muy interesantes. La decisión que tomó el Tribunal Supremo Electoral generará, al menos, en el futuro cercano efectos en tres dimensiones: 1) El contexto político nacional, 2) El Congreso de la República y 3) En el tablero electoral.
La dimensión política es la primer afectada. Nunca se había visto que el partido oficial fuera cancelado por financiamiento electoral anónimo no reportado al TSE durante el ejercicio de su gobierno. Esto debilita al Ejecutivo en su capacidad de gestión política para impulsar procesos desde la presidencia, en el Congreso y frente a actores políticos y sociales. Se ve afectada la credibilidad del Ejecutivo.
Este tipo de prácticas han sido recurrentes en el sistema y es un secreto a voces que los partidos reciben dinero que no reportan. Incluso los grandes financistas dan aportes a las organizaciones que más posibilidades tienen de llegar al poder y no solo a una en especial. Aun en este escenario el FCN saldrá mal parado. Los dirigentes del partido harán esfuerzos por evitar la cancelación, pero desde mi perspectiva, y cómo diría Gabriel García Márquez, es la crónica de una muerte anunciada.
Por otro lado, que se cancele el partido termina de desbaratar el débil argumento de que el presidente Morales llegó a la presidencia sin recibir fuertes apoyos financieros en su campaña. Esa idea que ha tratado de vender como el candidato sin dinero ni compromisos, se cae fácilmente. Un duro golpe a la imagen y credibilidad del Ejecutivo.
También pone sobre la mesa una directa advertencia a los partidos que están interesados en participar el próximo año en las elecciones para que afinen bien sus estrategias de financiamiento y cumplan con la normativa de control y fiscalización. El TSE tendrá en sus manos el desafío de poner a prueba el nuevo modelo de fiscalización, que en el papel es más fuerte que el que se tenía en 2015, resultado de las reformas a la LEPP que se aprobaron en 2016. La clave está en que el TSE desarrolle un proceso efectivo de implementación y llegue al proceso electoral con más herramientas para fiscalizar a los partidos.
Por otro lado, la pelota no está solo del lado del TSE. Es muy fácil descargar toda la responsabilidad en este, pero también aquí los partidos y los financistas tienen mucho que hacer. Lo que se espera es que los partidos y sus candidatos asuman de manera consciente, deliberada y comprometida acciones transparentes que eviten las malas y dañinas prácticas de financiamiento. Actuar con transparencia, ética y responsabilidad. El país necesita de partidos y candidatos comprometidos con un sistema de financiamiento partidario transparente y sano para la democracia.
En la segunda dimensión los efectos esperados están relacionados con que los diputados del FCN tendrían prohibido integrar la Junta Directiva del Congreso, presidir comisiones de trabajo e incorporarse a otras bancadas para ser eventualmente candidatos. Estos efectos preocupan a muchos en el Congreso y de manera activa están promoviendo una agenda de reforma que busque eliminar posibles piedras en el zapato que varios de ellos podrían o anticipan tener el próximo año.
Por último, la cancelación viene a dibujar algunas líneas de los partidos que participarían en la elección del próximo año. Sería la primera ocasión en la que no participa el partido oficial. Ya tuvimos un proceso en donde el oficialismo no tuvo candidatura presidencial, solo candidatos a diputados y alcaldes. Lo que se ha anticipado se empieza a construir. Creo que el próximo proceso electoral traerá muchas sorpresas. ¿Qué opina usted?