Desde hace muchos días no he podido dejar de pensar en los niños que fueron separados de sus familias y están en centros temporales en Estados Unidos a la espera de que autoridades judiciales decidan su futuro. Los niños en medio de la desesperanza, la desolación y la incertidumbre, no hablemos de todos los traumas psicológicos que se pueden derivar de vivir estas traumáticas experiencias, tienen un panorama muy incierto.
Poco se ha hablado de lo que puede suceder con ellos. La forma en que sus familiares pueden reclamarlos, los procedimientos que tienen que agotar, o eventualmente, los apoyos que las autoridades del gobierno tienen y pueden hacer, si efectivamente hay una voluntad por ayudar a los connacionales que están viviendo esta pesadilla.
En medio de los pensamientos que aturden mi mente recibí, de un amigo que trabaja en Estados Unidos con varias organizaciones de migrantes que buscan defender los derechos de los connacionales en el norte del continente, un documento que contiene opiniones de una abogada sobre los escenarios que pueden enfrentar los niños guatemaltecos.
La pesadilla que están viviendo estos niños en el norte del continente no parece que terminará pronto. Al contrario, para muchos se alargará por un buen tiempo. Aparentemente, derivado que un juez federal en California ordenó que todos los niños menores de cinco años sean devueltos a los padres de familia en las próximas dos semanas, esto para muchos puede ser una ilusión. La institución responsable de coordinar las devoluciones es la Oficina de Reasentamiento de Refugiados -ORR- que está enfrentando varios problemas que pueden complicar la situación de los niños. Por ejemplo, no hay certeza de si esta institución sabe en dónde están todos los niños. Muchos padres de familia han pedido información a las autoridades sobre el paradero de sus hijos y no les han respondido.
Si los padres logran saber en dónde están sus hijos y además tienen familiares o personas de mucha confianza que tienen una situación legal en Estados Unidos, tienen la opción para que los niños puedan quedarse en los Estados Unidos con ellos. Los niños pueden intentar calificar para obtener una “visa de inmigrante juvenil especial” -SIJV-.
Por otro lado, si la decisión de los padres es que los niños retornen a su país de origen, no están claros los procedimientos que deben cumplir para reunirse con ellos. Los padres deben, con el apoyo de las autoridades gubernamentales, pedir información para encontrar a sus hijos, especialmente en los casos donde existe riesgo de que los niños se puedan “perder en el sistema”. Esto se puede dar en casos con bebés u otros niños con capacidades distintas que tengan, por ejemplo, problemas para comunicarse. En este caso, un tribunal, luego de un periodo, puede iniciar un proceso de adopción. Aunque usted no lo crea hay varios casos de niños que no recuerdan o no pueden expresar el nombre de sus padres. Para ello, los mismos padres deben brindar toda la información necesaria a las autoridades nacionales y de Estados Unidos, para que sus hijos sean identificados. Decir en qué lugar estaban cuando se llevaron al niño, la hora en que sucedió, quién se lo llevo. Ayuda si los padres brindan fotos del niño, registros oficiales para certificar el nacimiento, entre otras cosas.
Estas son algunas de las situaciones que enfrentan las familias que están viviendo este calvario. Las autoridades gubernamentales tienen que presentar soluciones reales y viables para ayudar a reencontrar a los niños con sus familiares. Deben presentar una posición más enérgica y contundente para atender lo inmediato y también las medidas para evitar que más personas migren buscando el sueño americano, que se convierte en una pesadilla. ¿Qué logró el gobierno con la visita del vicepresidente de Estados Unidos, Mike Pence? ¿Se articuló una postura regional del llamado Triángulo del Norte (Guatemala, El Salvador y Honduras)? ¿Qué opina usted?