Opinión

¿Instituciones o culto a la personalidad?

Es obvio que una buena parte de la prensa y especialmente los “reporteros” que cubren las fuentes de gobierno de seguridad y justicia ya tienen una candidata presidencial, por mas que apeste a corrupción hasta el cielo, ese establishment corrupto parcial y que ya no merece llamarse prensa, así como un grupo de mercenarios a sueldo no merecen llamarse ejército.

Lo que diferencia la mera columna de opinión o la crítica del periodismo más necesario en una sociedad libre y abierta, republicana y que vive bajo leyes y principios y no en la ley de la selva es que hay grupos importantes de personas que escogen el sacrificio de una vida dedicada a los principios y no al vendaval del capricho de la opinión pública.

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Estos grupos selectos de ciudadanos podrían clasificarse o denominarse soldados, periodistas, sacerdotes y pastores, bomberos, abogados, jueces, fiscales y por qué no, hasta un político o dos…

Sin embargo, cuando uno presencia la insolencia de algunos patanes con micrófono, cámara o pluma, por ejemplo en la última conferencia de prensa de la fiscal general de la República, donde la funcionaria legítima y legamente designada al cargo por sus méritos hace una detallada reseña de las ilegalidades que la desastrosa administración anterior del MP hizo e inclusive podría haber caído en la comisión de varios delitos, como abuso de autoridad, nombramientos ilegales, abuso de poder e inclusive gravísimos delitos de corrupción, uno se da cuenta que cada vez quedan menos y menos periodistas y lo que queda ya es solo una horda virulenta de partidistas o politiqueros que ni siquiera entienden la importancia de un periodismo independiente y que busca la verdad y no trata burda y vulgarmente de imponer su ideología política a los lectores o televidentes de lo que esa caterva llama “noticia” o “información periodística”.

¡Gracias a Dios por las redes sociales y la competencia abierta en el mercado de las telecomunicaciones! Sin ello ni siquiera los escasos quijotes que aún siguen contra viento y marea luchando por la verdad sin ideología y que se desean llamar a sí mismos periodistas y no ideólogos o simples marionetas de la propaganda pueden en esas redes sociales seguir luchando por su oficio y su imparcialidad.

Necesariamente recuerda uno en este mar de ignorancia, arrogancia, fafa y vulgaridad a figuras elegantes del periodismo nacional como don David Vela o el “Diario El Imparcial”, título y figuras cada vez más lejanas hoy que andamos dentro del pantano.

Mis respetos a la fiscal general de la República y mi repudio a la insolencia, la fafa y el vulgar entreguismo barato a una política fracasada, corrupta y totalmente desprestigiada junto con toda su mafia aun en el ejercicio del cargo y ahora en el desierto de verse en la serranía de la mentira, la corrupción y la complicidad con corruptos y títeres.

¡Que Dios salve a la República!

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