El próximo proceso electoral traerá algunas novedades, al menos desde la perspectiva de la organización de la elección. La crisis política, el desencanto con los partidos y los candidatos que hasta el momento se han perfilado alimentan el desinterés y la apatía de muchos. Estamos un poco cansados de hablar, escuchar y discutir sobre política.
Entiendo perfectamente que eso suceda así. Especialmente cuando pareciera que el panorama es bastante desolador. Los mismos partidos, con los mismos candidatos, ofreciendo las mismas cosas y actuando de la misma manera. Nada ha cambiado, eso argumentan los más escépticos y desencantados.
No obstante, hay varias cosas que harán que la próxima elección sea un proceso electoral muy distinto a lo que estamos acostumbrados a ver. De hecho, ya estamos viendo cambios importantes y no los hemos notado. Usted no me dejará mentir pero en esta ocasión no tenemos, como usualmente se acostumbraba a realizar, la abusiva y agresiva “pre-campaña electoral” de los partidos. Recuerde el caso de la UNE, PP y Líder.
Además de la ausente “pre-campaña” también otro de los aspectos novedosos será que la “mesa electoral” está bastante limpia, en términos de competencia electoral será una elección más competitiva. Aunque hay dos o tres candidatos que tienen mayores posibilidades de ser electoralmente efectivos, por diversas razones, no tienen nada asegurado. El fenómeno del “ya le toca” está desactivado.
Por otro lado, la campaña electoral en los medios de comunicación será otro de los aspectos novedosos de la elección. No veremos las campañas masivas concentradas en pocos candidatos y partidos.
Al contrario, las nuevas normas configuran un escenario en donde tendremos la posibilidad de ver y escuchar los mensajes de todos los partidos que competirán en la elección. Esto obligará a que los partidos diseñen campañas “novedosas” que no descansarán en la promoción en los medios “masivos” y los obligará a fortalecer la estrategia de “tierra”, y a utilizar los medios alternativos. Hay algunos que están aprovechando las lagunas en las redes sociales y los infomerciales.
Otros de los aspectos, que serán menos visibles para los ciudadanos pero que tendrán un efecto beneficioso para el sistema de partidos políticos, son las nuevas normas de control y fiscalización. Estamos pasando de un contexto en donde primaba la informalidad y las malas prácticas de financiamiento a uno que busca la transparencia y la rendición de cuentas.
Los partidos tendrán que entregar cuentas en informes, cumplir con plazos, los financistas tendrán que ser públicos, y también aumentan las responsabilidades para los actores locales y territoriales, entre otras cosas. La apuesta por consolidar un sistema transparente y fiscalizable deber ser un objetivo compartido por todos los actores involucrados en el proceso electoral: TSE, partidos, candidatos, financistas, ciudadanos, etcétera.
No olvidemos el voto en el extranjero. Una incorporación novedosa que nos pone a tono con otros países de la región en términos de la ampliación del derecho de ejercicio del voto. El TSE está realizando esfuerzos importantes para que esto se concrete y salga exitoso.
Además de los aspectos descritos, hay otros como el voto nulo, sanciones más drásticas para castigar, es decir, la elección de 2019 traerá muchas novedades. Aún no las vemos, pero las viviremos el próximo año. Dejemos que pase la quema del diablo, comamos el tamalito navideño y celebremos el Año Nuevo, que las elecciones vendrán y ojalá no solo representen una novedad en términos organizativos, sino que también vengan acompañadas de buenas sorpresas desde la oferta política. ¿Qué opina usted?