En días recientes tuve la oportunidad de viajar al campo de la feria municipal de Jutiapa, y asistir durante más de medio día a la Mega Feria Ganadera Nacional de Jutiapa, evento que desde hace algunos años se viene realizando.
Es de verdad muy estimulante ver el capitalismo agropecuario guatemalteco en acción. Vendedores y compradores de ganado de leche y carne llegan a la feria a competir con sus mejores ejemplares, con juzgamiento de jueces internacionales y también competencias de producción lechera de ganado y de calidad de ejemplares de ganado vacuno y ovino, tanto de carne como de leche, entre otras muchas actividades.
Hay juegos mecánicos para toda la familia, venta de comida muy buena y tradicional guatemalteca: carne, cerdo y hasta cabrito asado; es un ambiente festivo y es por supuesto no solo un evento comercial, sino un despliegue de la cultura del oriente del país, que en mucho recuerda a la cultura del oeste de los Estados Unidos y la cultura vaquera y ganadera del campo guatemalteco.
Se escucha música ranchera y country estadounidense, se pueden comprar botas y sombreros, hay exposición y venta de vehículos todoterreno, productos de veterinaria y de alimentación nacional, productos y ropa para vaqueros, espuelas y sillas de montar; hay palenque de gallos, conferencias de mejoramiento de razas bovinas, y cruces y métodos de inseminación para ganado vacuno; hay subasta de lotes de ganado y es también una oportunidad para compraventa de ganado.
Me recuerda a mi niñez y cuando mi papa tenía un pequeño lote lechero (10 o 15 vacas Brown Swiss) y la pequeña producción que tenía de queso seco, crema y la venta de leche fresca.
Tuve oportunidad de tomar leche al pie de la vaca, luego de la competencia de ordeño y ver y oler al ganado y al potrero que inmediatamente me recuerda a mi padre en el oriente y a mi abuelo y su trabajo hace más de 30 o 40 años en la mítica finca lechera Monte María, en Palín, Escuintla, otra unidad productora totalmente mecanizada, que producía miles de miles de litros de leche fresca diaria y pasteurizada y ordeñaba de forma mecánica en uno de los establos más modernos del país. La marca famosa de esa leche era La Pradera.
Es verdaderamente el productor agropecuario guatemalteco la sal de esta tierra, el esfuerzo por producir, los sacrificios para ser productivo y eficiente y poder generar ganancias, superando la competencia interna e internacional, muchísimas veces de contrabando y hasta contra subsidios estatales extranjeros, lo que hace del esfuerzo empresarial de la ganadería nacional una verdadera hazaña empresarial y genera toda una cultura ganadera y de producción de muy buena calidad.
De regreso a la gran ciudad de Guatemala, venía con unas mis quesadillas y pan de maíz, y un mi medio galón de leche fresca que me tomé con mi familia esa noche.
De verdad, qué gusto ir a Jutiapa, ver a los viejos productores llegar con sus hijos e hijas y enseñarles el oficio del ganadero, ver el oriente del país con sus tradiciones y cultura muy especiales para mí, pues mi familia, que viene del mundo del oriente del país y de la producción agropecuaria, siempre ha tenido una relación muy especial con el calor humano y natural del oriente del país.
¡Que viva Jutiapa y la Mega Feria Ganadera! Quedo muy agradecido con todos los amigos ganaderos por su hospitalidad y hombría de bien. ¡Sigan adelante en su desarrollo empresarial y en la belleza de oficio y productos de gran calidad que genera la ganadería nacional de todo tipo para orgullo del país!