Cada mañana José se levanta, toma el hacha y se dirige hacia el árbol que tiene que derribar para producir la leña de la semana. Todos los días le da 10 hachazos al mismo árbol, luego baja su hacha, la guarda en su lugar y continúa con el resto de sus labores diarias. Al día siguiente José hace exactamente lo mismo: Toma su hacha, da 10 hachazos, luego la guarda e inicia su actividad diaria. ¿Qué es lo que eventualmente sucederá? Evidentemente, el efecto de las labores de José será que el árbol caerá más tarde que temprano pero, al terminar la semana, sin duda caerá.
Esta historia fue contada por John C. Maxwell en una de sus conferencias, haciendo analogía a la “regla de cinco”. La regla de cinco es una serie de actividades, las cuales deben llevarse a cabo todos los días para que efectivamente tengan éxito.
Para ponernos en contexto, Maxwell enumeró las cinco cosas que todos los días hace sin falta: Todos los días lee, todos los días piensa, todos los días escribe, todos los días archiva y todos los días hace preguntas.
“Si me preguntan qué hice ayer, yo respondo: Leo, escribo, pienso, archivo y pregunto. Es más, si alguien me pregunta qué hice para mi cumpleaños, contesto exactamente lo mismo: Leo, pienso, archivo, escribo y pregunto”.
Cuando terminó de contar la regla de cinco, lo primero que se me vino a la mente fue: ¿Cuáles son las cinco actividades que debería hacer a diario para lograr lo que deseo?
Se me vinieron muchos objetivos que deseaba cumplir y pensé que las actividades deberían ser enfocadas en un objetivo en específico. Rápidamente una voz interior me dijo “escribir tu libro”. ¡Bingo! Ahora, el paso a seguir era definir cuáles actividades debía realizar a diario para lograrlo.
Como se podrán imaginar, comenzar no es nada fácil. A veces el día a día te lleva a una velocidad inesperada y, cuando te das cuenta, ya se terminó y probablemente es demasiado tarde para algunas de las actividades que debías realizar. Quiero decir con esto que en ocasiones se les olvidarán actividades, o no les dará tiempo o quizás estarán muy cansados al terminar el día.
No tiren la toalla. Si queremos construir un hábito, es necesario que sigamos intentando hasta que después lo hagamos casi por inercia.
En conclusión, define cinco actividades que debes realizar a diario para lograr tu propósito de vida y lleva en el teléfono o en la agenda el récord de cuáles llevaste a cabo cada día y con qué nivel de excelencia realizaste cada una de ellas.
Me gustó mucho esta lección y se las quise compartir, ya que básicamente nos enseña que debemos ser perseverantes. Además, nos enseña qué tan importante es el tener una visión clara de lo que queremos y tomar las acciones necesarias para conseguirlo. Si todos los días hacemos las mismas actividades previamente definidas y con un objetivo en común, las probabilidades de lograr lo propuesto son altísimas.
Piensa en algo que quisieras lograr a corto plazo y define las actividades que realizarás. Proponte realizarlas a diario con la mejor actitud posible y llegarás a tu meta antes de lo pensado.