Opinión

El fallo de la transmisión de datos en elecciones 2019

El evento electoral tiene varios momentos. Posiblemente el más emocionante es luego del cierre, cuando inicia el conteo de votos, donde los ciudadanos están a la espera de los resultados.

El proceso consiste en que los miembros de las mesas electorales y los fiscales acreditados cuentan los votos por cada boleta y luego el presidente elabora un acta (documento número 4) con los resultados contabilizados:

  1. Primero, las papeletas recibidas; segundo, los votos por partido, cuyo total se presenta como votos válidos.
  2. Luego se registran los votos nulos y los en blanco para dar como resultado los votos válidamente emitidos; en caso de existir votos impugnados, se razonan.
  3. Las juntas receptoras de votos (JRV) son las encargadas del escrutinio final por mesa. Sus actas se entregan a los coordinadores de centros -en caso de que existan- o a las juntas municipales.
  4. Luego estas entregan las actas a las juntas departamentales y por último son trasladadas al Tribunal Supremo. Con base en la información de más de 112 mil actas se presenta el conteo final.
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Con el avance de la tecnología, el conteo de votos, su transmisión y dar datos preliminares se ha vuelto más rápido; sin embargo, el procedimiento debe hacerse bien. Es indispensable contar con un buen diseño, un software adecuado (que contenga un conjunto ordenado de operaciones sistemáticas que permita hacer un cálculo y dar los resultados esperados -lo que llamamos un algoritmo-), suficiente almacenamiento para información, hardware como estaciones para ingresar y recibir datos, internet para su traslado y acceso, y personas profesionales que hagan todo el proceso.

Estos sistemas deben ser probados varias veces para verificar que funcionan, analizando que el algoritmo es el correcto, que aguantará en momentos pico y que lo que se digita termine siendo consistente con el acta escrita. En la digitación de datos se dan errores humanos, razón por la que luego de ingresar datos una primera vez, se suele hacerlo una segunda vez (cotejar datos) y muchas veces hasta una tercera, hasta lograr que los resultados sean los mismos que los levantados en las actas. Todo el procedimiento debería estar precisamente descrito con el fin de contar con un protocolo y tener claridad del proceso.

¿Qué pasó con la transmisión de datos y el conteo de votos en la primera vuelta de las Elecciones 2019?

De forma unilateral el TSE decidió que ellos serían los encargados. Nunca se compartió el protocolo. Tanto fiscales como juntas electorales lo solicitaron, pero no fue divulgado. Por ejemplo, las juntas del departamento de Guatemala solían contratar a la empresa GBM para realizar este proceso; sin embargo, el Tribunal no proporcionó recursos para este rubro. Esto implicó que tuvieron que diseñar su propio sistema, cuyo resultado no necesariamente cuadra con los datos arrojados hasta hoy en el sistema del TSE.

Los digitadores fueron contratados por pocos días, contaban con computadoras, teléfonos celulares y escáneres. Digitaban los números y escaneaban las actas para luego ser enviadas por internet.

Pocos tenían experiencia y algunos no conocían el proceso. Luego de digitar las actas, posiblemente las mismas no fueron cotejadas por un centro de operaciones central de informática del Tribunal, ya que en la página hay varios casos en los que las actas discrepan en algunos números con lo digitado.

También se dio la instrucción de parte del TSE que, para dar datos de forma rápida, se debía priorizar el escrutinio de presidente y vicepresidente, levantar el acta y mandarla a informática.

El domingo 16 en el sitio https://resultados2019.tse.org.gt/201901/ comenzaron a salir pronto los datos; sin embargo, era lento el sistema y la página colapsó en pocas horas. Esto por no tomar en cuenta el número de personas que iban a tratar de acceder la página al mismo tiempo y el almacenamiento necesario.

A raíz de que se publicaban los datos de las otras boletas se iban encontrando inconsistencias. Pero tal vez el tema más criticable fue el descubrimiento de que el algoritmo tenía un error. En algunos casos el pantallazo de los datos digitalizados no coincidía con las actas. Según lo que informó el director de Informática del TSE, el programa se diseñó hasta para 20 agrupaciones políticas y en los casos con más de 20 los votos se contabilizaban mal.

Había problemas con el listado nacional, el Parlacen, algunos diputados distritales, así como corporaciones municipales con más de 20 candidatos.

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Al darse cuenta, el jueves pusieron en 0 la base de datos y la volvieron a cagar con el sistema aparentemente correcto.

Muchos, sin esperar, denunciaron fraude y rápidamente vinieron solicitudes de los partidos para volver a contar las actas, hacer auditorías forenses y otros ya pasando a lo absurdo de contar voto por voto, pasando por encima de la autoridad y confianza de uno de los sistemas más nobles y blindados que tiene Guatemala: El voluntariado de las juntas electorales. Algunos hasta piden repetir las elecciones.

Ante tantas inconformidades, el TSE emitió el viernes el acuerdo 351-2019 en el que acepta las inconsistencias e integra un comité interno de verificación y plantea un proceso de revisión con los fiscales a partir de hoy, lunes, de todas las actas. Lamentablemente, no se tomó en cuenta realizar una auditoría externa que diera certeza del proceso. Es insólito que decidieran que la revisión pueda durar hasta 15 días.

Hay indignación por la negligencia del TSE respecto al tema de la transmisión de datos y el conteo de votos. Los guatemaltecos no debemos tolerar que un sistema tan importante, luego de todo un proceso tan incierto y complicado, termine en un caos por mediocridad y falta de visión.

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Tuvieron cuatro años para diseñarlo, no se vale improvisar. Deben deducirse responsabilidades, aprender de esta lección y lograr un sistema nítido para la segunda vuelta. ¿Qué le parecieron los resultados? ¿Quiénes son los culpables del fallo del conteo de datos? ¿Qué debería hacer el TSE respecto a estos errores?

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